«Para nosotros no es suficiente que se suspendan los efectos de las reválidas, lo que hay que hacer es eliminar las reválidas en sí y más a estas alturas, que en el caso del alumnado de segundo de Bachillerato aún no sabemos nada de cómo se piensan enfocar». Este es el mensaje que ayer llevó al Ministerio de Educación el director general de Política Educativa de la Generalitat, Jaume Fullana.

Lo ha trasladado en la primera comisión técnica que convoca el departamento del ministro Íñigo Méndez de Vigo tras la reciente constitución del nuevo Gobierno. El objetivo de este encuentro, preparatorio de la reunión de secretarios autonómicos de Educación, era que los directores generales y técnicos autonómicos abordaran las cuestiones técnicas de la orden ministerial que desarrolla las pruebas de evaluación final de ESO y Bachillerato que este curso implanta la Ley Orgánica de Mejora de la Educación (Lomce).

Una cita a la que ni siquiera han acudido representantes de la Generalitat de Cataluña ni del Gobierno de Navarra, que rechazan las reválidas por considerarlas una injerencia en sus competencias autonómicas. Además, fuentes de la Conselleria de Educación catalana afean al ministerio que el borrador enviado a las autonomías esté fechado con anterioridad al debate de investidura, lo que a su juicio cuestiona las llamadas al diálogo del ministro Méndez de Vigo y el presidente Mariano Rajoy.

Dos meses del inicio del curso

Dos meses después del inicio del curso, que en segundo de Bachillerato acaba la última semana de mayo, los 20.000 jóvenes de esta etapa que de media se presentan cada año a las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU) de junio no saben aún cómo será el examen que sustituirá a la selectividad finiquitada por la Lomce.

Lo único que esta claro es que al tratarse de una reválida diseñada que para obtener el título de Bachillerato, propósito que Rajoy ha prometido dejar sin efecto hasta que se alcance un pacto de Estado por la educación, los alumnos de la Comunitat Valenciana tendrán que examinarse de cinco asignaturas troncales más Llengua i literatura valenciana. A esto se suman otras dos troncales de la modalidad de Bachillerato que cursan y una materia optativa específica.

Es decir, en total 9 exámenes a desarrollar en cinco días con un descanso mínimo entre ellos de 2o minutos frente a los 45 de ahora. El tiempo de cada ejercicio se mantiene en hora y media que se establecía en la selectividad, pero serán 9 exámenes frente a los 7 mínimo que se hacían en las PAU. Ésta incluía cinco pruebas obligatorias de la fase general más cuatro voluntarias de la específica, aunque lo más habitual era acometer entre siete y ocho.

Cinco de las seis troncales tienen continuidad en segundo de Bachillerato. En estos casos los alumnos sólo se examinarán del temario de este curso. Pero, no ocurre así con la Filosofía, que sólo se imparte en primero. Esto supone que se deberán examinar de una materia que hace un año que no estudian, algo que no ocurría con la PAU.

Por esta razón Fullana planteó ayer a los representantes del ministerio en la comisión técnica que para minimizar los efectos negativos de la reválida de Bachillerato «las materias examinables sean exclusivamente las de segundo de Bachillerato y que la prueba siga rigurosamente el modelo de la selectividad». Es decir, que se excluya la Filosofía de primer curso.

«No aportan nada»

El director general de la conselleria del tándem Compromís-PSPV añade que desde la Generalitat llevamos meses explicando por qué las reválidas, tanto de Primaria como de Secundaria y Bachillerato son negativas y no aportan ningún elemento enriquecedor para mejorar la calidad educativa».

El Pleno del Consell aprobó hace dos semanas y media interponer un recurso ante el Supremo contra el Real Decreto de reválidas de ESO y Bachillerato, tanto por razones prácticas -le costarán a la Generalitat casi un millón de euros- como pedagógicas.