La consellera de Sanidad, Carmen Montón, compareció ayer en las Corts para defender por enésima vez los planes del actual Consell de revertir los departamentos de salud que están bajo gestión privada empezando en 2018 por el de Alzira. Pese a las preguntas de los grupos parlamentarios, Montón no aportó nuevos datos para justificar la vuelta a la sanidad pública en todo el territorio valenciano ni pistas sobre cómo se iba a encauzar el tema de los trabajadores. Lo que sí se lanzó desde el atril fueron dudas sobre la viabilidad de la empresa Ribera Salud -que gestiona tanto el departamento de Alzira como otros tres de los cinco de gestión privada- después de constatar que el futuro de su matriz americana Centene no estaba del todo claro tras la llegada de Donald Trump al poder.

Ignacio Subías verbalizó este temor asegurando que no podía dejarse un hospital valenciano ni a un porcentaje importante de pacientes en manos de una empresa que había caído en bolsa tras la victoria de Trump, sembrando dudas sobre el futuro tanto de Centene como de Ribera Salud, participada al 50 % por la firma americana y por el Sabadell. Centene es una de las principales empresas proveedoras del sistema de salud para los desfavorecidos de Obama, el Obamacare, que podría tener los días contados si Trump vehícula la oposición que ha mostrado en campaña a la ley. Centene ya presta servicios del Obamacare en 29 estados.