¿Le ha sorprendido el resultado de estas elecciones?
Absolutamente. Hillary Clinton podría haber tenido una victoria relativamente sencilla teniendo en cuenta que hasta el sistema electoral americano le favorecía, aunque había algunos factores que permitían adivinar que Trump tenía posibilidades. Creo que lo que ha pasado, que no es distinto de lo que está pasando en otras partes del mundo, es que ha habido mucha gente que ha respondido con miedo a la globalización que ponía en peligro su nivel de vida, su poder adquisitivo y su identidad cultural. Eso determinaba que hubiese un rechazo a los acuerdos de libre comercio y a la inmigración, que son los grandes factores que ha movido Trump.
¿Qué opina de las políticas respaldadas por Trump para acabar con la entrada de musulmanes extranjeros?
Las propuestas que ha hecho en materia de inmigración van en contra de los tiempos y de lo que ha sido el espíritu fundacional de los Estados Unidos. Tendrá que ir modulando esa afirmación genérica, o que se va a oponer al asilo de cualquier refugiado sirio o que va a deportar a once millones de inmigrantes en situación irregular frente a México. Es posible que quiera un mayor control de la inmigración, pero todo esto lo irá modulando.
Trump celebró vigorosamente el Brexit. ¿Cómo marcará ese respaldo las relaciones de EE UU con la Unión Europea?
El Brexit es ya una realidad y eso lo tendremos que lidiar en el Consejo Europeo que marcará los términos del divorcio. Otra cosa es la relación entre EE UU y Europa, que tiene dos vertientes: la seguridad y reformulación de la Alianza Atlántica, y el futuro del comercial, el llamado Tratado de Comercio e Inversión, que es al que Trump se ha mostrado opuesto. Es posible que haya que matizar algunos aspectos de ese tratado. No hay que olvidar que ese acuerdo supone la creación de un área que va a absorber el 50% del PIB mundial y casi un tercio de las importaciones y exportaciones mundiales.
Pablo Iglesias, ha mostrado su temor a que se reproduzca en España el «discurso para fascistas» de Trump. ¿Tiene razón, más teniendo en cuenta la premura con que le han felicitado Marie Le Pen o Strach?
No se puede caer en simplificaciones obscenas. Uno puede estar o no de acuerdo con las posturas más nacionalistas o más proteccionistas de Trump o no, pero no se puede decir que es un fascista. No hay fascismo en EE UU. Lo que hay son movimientos populistas 'antiestablishment'. Él se ha opuesto al status quo, igual que hace Podemos en España.
¿Está España obligada institucionalmente a salir en defensa de los latinos ante cualquier política de Trump que menoscabe sus derechos?
Obligados y honrosos. Más cuando se trata de ciudadanos que forman parte de nuestra comunidad histórica.
¿Qué le asusta más, que el nuevo jefe de EE UU sea racista, machista o un magnate inmobiliario?
Esas calificaciones son pintura de brocha gorda. Ha tenido manifestaciones poco afortunadas en lo que se refiere al respeto a las mujeres, a los inmigrantes y que sea magnate inmobiliario me trae sin cuidado.
