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Fenómeno global

¿Por qué el mundo se apunta al populismo?

El desconcierto y la alarma ante el empobrecimiento de las capas populares a causa de la globalización explican una reacción contra la política tradicional que inquieta cada vez más

¿Por qué el mundo se apunta al populismo?

­¿Cómo explicar la bomba Trump sobre el mundo? La misma pregunta se hace estos días el viejo profesor Josep Fontana, un referente del pensamiento en España. Una respuesta compleja, afirma a Levante-EMV desde su casa en Barcelona. Como esbozo, aporta la confesión de un progresista que ha votado a Trump:

«Vivo en una región rural de Pennsylvania que ha votado masivamente por Donald Trump. Son mis vecinos y mis amigos. Están indignados porque se sienten traicionados por todas las elites políticas de este país (?) Por eso respaldaron a un hombre que promete ´limpiar la corrupción´ en Washington. (...) Mis amigos y vecinos no son el enemigo. Es hora ya de que las elites políticas de la izquierda y la derecha les presten alguna atención. Es aún más importante que nosotros, americanos progresistas, les prestemos atención. Miren el mapa de los estados rojos [republicanos, de Trump] en el centro del país. Es el león que rugió el 8 de noviembre de 2016».

Y la cuestión es que no es solo Trump. Ya fue Berlusconi en Italia, Gran Bretaña acaba de abrazar el brexit para despedirse de la Unión Europea, Marine Le Pen lidera con holgura las encuestas en Francia, lo mismo sucede con el xenófobo Geert Wilders en Holanda, la extrema derecha crece también en Alemania, tiene opciones de auparse a la presidencia en Austria y ya manda en Hungría (Viktor Orban). ¿Por qué el mundo -el nuestro al menos, Occidente- se inclina cada vez más hacia el radicalismo? ¿Es Podemos en España populismo de otra raíz?

Josep Fontana

Explicar algo muy nuevo con herramientas del pasado

El historiador Josep Fontana empieza cuestionando el concepto de populismo. Este, dice, refleja «el desconcierto y la alarma ante unos cambios imprevistos». Ve una «clara voluntad antisistema» en estos movimientos, «pero no estoy seguro de que tenga mucho sentido calificarla de populista, porque es un ejercicio reduccionista». Se trata, razona, de explicar algo muy nuevo con herramientas del pasado. De ahí, sus dudas.

Antonio Ariño

Esa entidad luminosa llamada «pueblo»

¿Quién dijo que el populismo era un fenómeno homogéneo, propio de clases blancas empobrecidas? El sociólogo y vicerrector de la Universitat de València discrepa. Ilustra su tesis con una anécdota: hace un mes se encuestó a los médicos de EE UU sobre sus preferencias como presidente y los dentistas se decantaban por Trump y los psiquiatras, por Clinton.

Todo populismo apela a «una entidad luminosa llamada pueblo en la que todos los gatos son pardos» y a un falso dualismo entre una pequeña minoría (a repudiar) y el resto, según el coautor de La secesión de los ricos.

La novedad en estos tiempos de incerteza y malestar encubiertos bajo el signo de la globalización es el repliegue hacia el interior: ahí se situarían el neonacionalismo, el proteccionismo y el cierre de fronteras.

Joaquín Martín Cubas

Sin respuestas claras, como el Estado del Bienestar en el S. XX

La globalización, es verdad, ha generado más riqueza en el mundo, que en términos generales ha progresado. La pobreza se ha reducido en Hispanoamérica, China y otros países del Sur. Los perdedores, en esta ocasión, están en el Norte, donde también hay grandes triunfadores, una minoría, frente a un amplio abanico social que ve resquebrajarse el Estado del Bienestar y convive con la convicción de que sus condiciones económicas y sociales van a ser peor que las de sus padres. Es posiblemente la gran novedad histórica.

«Se indignan y protestan con razón -asegura el profesor de Ciencia Política Joaquín Martín Cubas-. Hemos de buscar nuevos equilibrios. Ese es el reto. Pero no existen respuestas claras en la actualidad. No hay un proyecto definifido, como el liberalismo o el Estado del Bienestar».

Pedro Ruiz

Mejor postfascismo que populismo o fascismo

Para hablar de la reacción que ha empezado a generarse entre esas capas perdedoras, el historiador y exrector de la Universitat de València huye de conceptos como populismo o fascismo. Mejor postfascismo, tal como lo utiliza Enzo Traverso, reflexiona: «Ese movimiento xenófobo y ultranacionalista que se cierra en sí mismo como consecuencia de una globalización que aún se nos escapa». Pedro Ruiz invita a reflexionar sobre la incapacidad de las izquierdas para sintonizar con esos perdedores. «La socialdemocracia es vista como más de lo mismo y frente a ello se prefiere a lo auténtico», asevera.

Vicent Flor

Con motivos para el pesimismo y la frustración

Crisis de la democracia y de Occidente. Eso es lo que lleva al populismo, entendido no etimológicamente (porque entonces nos referiríamos a todos los partidos políticos por ser la representación del pueblo), sino como respuesta a un sistema con síntomas de agotamiento. Esa es una de las claves que aporta el sociólogo Vicent Flor a la victoria de Trump y a la ganancia de adeptos de sus mensajes. «Hay motivos para el pesimismo. Las nuevas generaciones tienen que asimilar que van a vivir peor que sus padres, y no es fácil gestionar esa frustración».

Eli Gallardo

Todos quieren ser como el John Wayne de la política

Apelar al sentimiento más que al raciocinio. Así explica Eli Gallardo, politógo mallorquín, el éxito de Trump y de su populismo. «Hacía mucho tiempo que no se alimentaba el patriotismo de esa manera. Se gastó más dinero en campaña en gorras con la bandera de EE UU que en internet». Para Gallardo, el quid está en el «antirracionalismo», que también está expandiéndose por Europa. Trump es la reacción a Obama. Nadie decía que le iba a votar porque se avergonzaban, pero en el fondo todos querrían ser como «el John Wayne de la política». Está por ver si desenfunda o prefiere ser el hombre tranquilo.

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