Representantes de Iberdrola y del Área de Carreteras de la Diputación de Valencia mantendrán hoy un encuentro técnico para decidir si se reabre al tráfico la carretera CV-428 de acceso a Cortes de Pallás que quedó cortada el pasado lunes por un desprendimiento de rocas.

El derrumbe, que se suma al que se produjo en abril en este mismo punto y que mantuvo prácticamente aislada a esta población valenciana durante ocho meses fue inspeccionado ayer, aunque los informes no se darán a conocer hasta la reunión prevista a las 16 horas de hoy.

El diputado responsable del área de Carreteras, Pablo Seguí, aseguró que los «escombros» cayeron desde una zona aparentemente «sana», situada a una cota superior a la de las grandes rocas en las que se centró la intervención de Iberdrola.

Seguí sostiene que el desprendimiento se ha producido en una zona donde no se colocaron pantallas de protección porque no se habían detectado materiales sueltos. «En toda la ladera, nuestra actuación de fijar las placas de roca y poner pantallas ha hecho su trabajo a la perfección. Hoy nos reuniremos con Iberdrola y decidiremos qué más protecciones poner», aseguró.

La carretera, asegura, está cerrada «por precaución», aunque es posible el paso para los vehículos de los servicios de emergencias.

Ayer, técnicos de la diputación inspeccionaron el derrumbe, al que volverán hoy -si deja de llover- para retirar los materiales del derrumbe, que han cortado por completo la carretera del Plan de Emergencia Nuclear de Valencia (Penva) que une Cortes de Pallás con la pedanía de Otonell e invadido parte de la CV-428, en cuya protección Iberdrola y la Diputación de Valencia han invertido ya 10 millones de euros.

El riesgo continua

Pese al mensaje tranquilizador lanzado por las instituciones, el ingeniero de Cortes de Pallás y autor del blog «Aventuras geológicas en el Cuaternario» Óscar Navarro sostiene que la ladera sigue sometida a tensiones. «Aparentemente -explica- lo que ha ocurrido es la manifestación de la propagación de la inestabilidad ladera arriba: la ladera está buscando su perfil de equilibrio y se va ajustando por sí misma».

Sobre el derrumbe de 2015 y las obras realizadas, el autor sostiene que no debería haberse reproducido la intervención «sin conocer de forma clara las causas primeras, que no son las lluvias».