Las pruebas PISA miden las competencias del alumnado en lectura, Matemáticas y Ciencias. Dos de los centros docentes valencianos que participaron en esta evaluación internacional lamentan que todo el esfuerzo que se hace por trabajar las competencias básicas de los alumnos y que éstos apliquen los principios que aprenden a la vida real se quiebra al llegar a Bachillerato.

«En ESO si que priorizamos el desarrollar las competencias de los alumnos y cada vez más introducimos problemas contextualizados o aplicados a la realidad que les rodea, se trabajan las habilidades en grupo..., pero todo esto se para al llegar a Bachillerato y tener que preparar la Prueba de Acceso a la Universidad», lamenta Juan Peris, director del colegio Don Bosco.

«Lo más diferente a las pruebas PISA que nos podemos encontrar es el formato del examen de selectividad», añade José Ramón Salim, director de Secundaria del colegio Sagrada Familia (Patronato) de Benimaclet, otro de los centros de Valencia seleccionados por la OCDE. Salim destaca que uno de los problemas, con respecto a las pruebas de Ciencias, es que hubo alumnos que participaron en ellas pese a que en 4º de ESO no estudiaban dicha área de conocimiento. En 2015 la Lomce no se había implantado aún en ESO y las asignaturas de Biología y Geología o Física y Química eran optativas.

Fuentes de uno de los seis institutos públicos de Valencia que participaron en la prueba critican que en la selección aleatoria del alumnado que hizó la OCDE se incluyera a alumnos con Adaptaciones Curriculares Individualizadas (ACI), que llevan dos cursos de retraso. De 30 alumnos evaluados en dicho centro, no llegaba ni a la mitad los que estaban en 4º de ESO.