Compromís ya no es la conjunción de tres partidos que un día se unieron para presentarse a los comicios autonómicos. La criatura que surgió de la coalición electoral en 2010 ha crecido y hace tiempo que le salió una cuarta pata. Son los militantes que no pertenecen ni al Bloc, ni a Iniciativa, ni a los Verds: los adheridos. Hay cerca de 1.000, no conforman ningún partido político y obedecen únicamente a la marca Compromís.

El papel que deben desarrollar estos afiliados y el espacio representativo que tienen que ostentar dentro de los equilibrios orgánicos de la coalición se ha revelado como uno de los puntos de fricción dentro de Compromís en los últimos tiempos. Tanto es así que en la asamblea que tendrá lugar mañana lunes en la sede del partido naranja en Valencia será uno de los puntos peliagudos a tratar. Se prevé un intenso debate al respecto, ya que está en juego una posible reasignación de roles que puede que no contente a todos los integrantes de la alianza electoral.

En una esquina de la mesa se encuentra el Bloc, histórica formación nacionalista valenciana que se sabe mayoría dentro de la correlación de fuerzas en la coalición, al menos en cuanto a peso «poblacional» de militantes.

Desde el partido que preside Enric Morera se han hecho los esfuerzos más evidentes para fomentar la figura de los adheridos, ya que así a su vez relegarían a Iniciativa a un tercer plano.

En la otra esquina de la mesa está la formación que representa Mónica Oltra. Desde Iniciativa no quieren que la entrada con fuerza de esta nueva figura altere las pautas del juego que se marcaron cuando Compromís echó a andar.

Los Verds, minoritarios dentro de la coalición, podrían ver aún más reducido su margen de maniobra dentro de Compromís.

Cuando estos tres partidos comenzaron a bailar en 2010 no contaban con que se sumaría un cuarto integrante al grupo, llamado por el éxito electoral de las autonómicas.

Esos afiliados que acudieron a Compromís atraídos por las camisetas de Oltra y los mensajes de calado social en los años más duros de la crisis que, sin embargo, no quisieron apuntarse a ninguna de las tres formaciones.

Dentro de este grupo está Gent de Compromís, que reclama más democracia interna y más visibilidad en la coalición progresista. Lanzaron un manifiesto hace poco más de una semana que cuenta ya con más de 400 firmas. Sin embargo, también hay quien dice que Gent no representa al 100 % de los afiliados adheridos.

Entre los que han suscrito el manifiesto se encuentran Josep Nadal y Marian Campello, el concejal de Torrent Pau Alabajos, el eurodiputado Jordi Sebastià o la diputada del Congreso Marta Sorlí. También está entre ellos la diputada de Iniciativa Isaura Navarro.

Respuesta orgánica

El origen del conflicto se sitúa en el nacimiento mismo de la coalición, cuando se contempló la figura del militante adherido a la misma y no al partido. Es la dirección de las tres formaciones quien decide cuestiones vitales, como la prelación en las listas electorales.

Dos integrantes independientes están presentes también en la Ejecutiva de Compromís, Joan Ribó y Ester Tarín, pero desde Gent de Compromís apuntan a una falta de representatividad. «Hace tiempo que nosotros tenemos nuestra propia estructura y hemos decidido nuevos cargos, pero Compromís no los reconoce», critican desde este colectivo.

Precisamente la falta de estructura de partido, de la que reniegan, les excluye de ciertos órganos decisorios, ya que en las normas y bases de la coalición se reconoce únicamente a las tres formaciones políticas. «Habría que reformular estas normas de convivencia para dar cabida a todos», abogan desde el Bloc.