En un momento donde el acceso a los dispositivos tecnológicos ha penetrado ya en todos los ámbitos sociales, los servicios de empleo están descubriendo con preocupación los problemas de grandes bolsas de desempleados, sobre todo de larga duración, para usar las tecnologías de la comunicación en su rastreo del mercado laboral.

Desde redactar un currículum y poder enviarlo por correo electrónico hasta inscribirse en una oferta de trabajo en alguna de las plataformas digitales son tareas para las que hoy muchas personas que están buscando trabajo de manera activa no están capacitados, explican desde el Servef.

Es la llamada brecha digital que, según la Sociedad de la Información de Eurostat, afecta a muchas más personas de las que cabría imaginar. Así, los datos arrojan que un 42 % de la población de 25 a 64 años no había utilizado nunca un ordenador o sabía apenas realizar un par de las operaciones TIC básicas. Es decir, se encontraba aún cerca del analfabetismo digital.

Los datos en España son igual de contundentes. Según el informe «La brecha digital en España» (2015) elaborado por UGT, el 27,17 % de los desempleados nunca ha usado internet, una cifra aplicable a la Comunitat Valenciana. Este registro casi dobla a la de los ocupados digitalmente analfabetos (15,1 %).

Sin embargo, los esfuerzos en materia de formación parecen insuficientes, a tenor de estadísticas como el Avance del Mercado Laboral Asempleo-Afi (AML), correspondiente a 2015: sólo el 16,7 % de los desempleados se estarían formando. Además, según el informe de Adigital, únicamente un 3 % de los españoles se está formando activamente en el sector digital.

Parece la consecuencia directa del todavía pendiente acceso universal a internet. Según datos del INE correspondientes a 2015, sólo la mitad de la población española (50,1 %) utiliza cada día el ordenador. Y el 64 % se conecta diariamente a la red.

La Comunitat Valenciana está por debajo de la media. El 62,1% de los valencianos entra en internet todos los días. Sólo Castilla la Mancha, Andalucía, Asturias y Galicia, tienen peores ratios de acceso.

El asunto tiene importancia, sobre todo en un contexto en que las redes sociales son cada vez más una herramienta clave de las empresas para encontrar trabajadores a sus vacantes. Según la EPA, las dos formas más eficaces para acceder al trabajo son, por este orden: la gestión de la red de contactos en primer lugar (46,71 %) y, después, la autocandidatura (22,21 %).

Más aún: según el Informe 2014 Infoempleo-Adecco sobre redes sociales y mercado de trabajo, el 69 % de los reclutadores han utilizado las redes sociales para seleccionar candidatos (un 12 % más con respecto al año anterior); además, el 54 % utiliza siempre LinkedIn para reclutar el talento.

Proyecto piloto

En este contexto, el Servef ha puesto en marcha Conectem, un proyecto piloto en varios centros de orientación laboral para apoyar la formación en competencias digitales de los desempleados inscritos y contando con recursos propios.

Dadas las heterogéneas necesidades en materia de alfabetización y formación en competencia digital para el empleo de estas personas, se han identificado 3 grupos de destinatarios específicos en función de sus niveles de competencia digital y su relación con las habilidades adquiridas para el incremento de su empleabilidad.

Tres perfiles

El primero es alfabetización digital básica. Se trata de personas desempleadas sin competencias digitales básicas para enfrentar su búsqueda de empleo, lo que incrementa su situación de riesgo de exclusión laboral. El segundo grupo lo forman personas desempleadas con competencias digitales básicas adquiridas, pero que desconocen su aplicación a la búsqueda de empleo. Son la mayoría. Y, en tercer lugar, personas desempleadas con recursos digitales suficientes para aplicar a la búsqueda de empleo, pero con un perfil profesional que requiere de un búsqueda de empleo especializada y con recursos digitales complementarios, adaptados a esa búsqueda (marca personal y profesional, MOOCs, redes sociales, blogs, formación informal...).