David García anda ajetreado por los pasillos del Hospital La Fe de Valencia con el papeleo de rigor. Aunque la fecha prevista del parto era el 8 de enero, solo una hora antes de que en Viena empezara a sonar el concierto de Año Nuevo él oyó en el hospital un sonido estridente pero más emotivo que El Danubio azul: era el llanto de su primera hija nada más llegar al mundo a las diez y media de la mañana del 1 de enero. Se llama Idaira, pesó 3,4 kilos y tanto ella como la madre, Cristina, se encuentran en perfecto estado. Como su hija ha nacido en el año 2017, David podrá acogerse al nuevo permiso de paternidad, que amplía de dos semanas a cuatro el periodo que el Gobierno concede a los trabajadores para que estén al cuidado de sus hijos y sigan cobrando el sueldo.

Como él, unos 23.000 hombres valencianos podrán acogerse a esta nueva prestación por paternidad que ha empezado en 2017. Es independiente de la prestación de la madre „de 16 semanas de baja remunerada„ y compatible con el disfrute compartido de la de maternidad, siempre que sea cedido por la madre. Las cuatro semanas de permiso paterno son intransferibles y no obligatorias. Es una iniciativa que busca favorecer la conciliación laboral y familiar y que intenta caminar hacia la senda de la igualdad en un terreno donde las viejas pautas (la mujer en casa, el hombre en el trabajo) siguen marcando tendencia.

Una muestra: según un informe de género elaborado recientemente, las estadísticas del personal de la Generalitat que ha solicitado entre los años 2012 y 2015 reducciones de jornada, permisos o licencias en relación con la conciliación laboral y familiar revelan un hecho contundente. Las mujeres copan el 95% de las solicitudes de reducción de jornada con disminución de retribuciones (principalmente, para cuidado de hijos y familiares) y el 88% de las licencias sin retribución.

Otra muestra: según los datos de la Seguridad Social, durante el ejercicio de 2015 hubo 4.251 excedencias laborales por cuidado familiar de trabajadores valencianos dados de alta. De ellos, el 93 % eran mujeres (3.934). Solo el 7 % eran hombres que renunciaron al trabajo para atender a un hijo o un familiar.

David, de 29 años y afincado en Bétera, valora el cambio del que se beneficiará por un pequeño margen de horas. «Con todo el papeleo y la ayuda a la madre que tienes que hacer, con dos semanas no te da tiempo a disfrutar de la paternidad», dice, aunque añade que «un mes también es poquita cosa».

«El cariño no se puede delegar»

Él va más lejos. Lanza dos reflexiones. La primera, sobre la forma actual de criar. «En estos momentos vivimos al límite, estresados todos con el trabajo y siempre de aquí para allá. En general, descuidamos mucho a los chiquillos. Crecen con los abuelos o con cuidadores. Pero los valores y el cariño, para que sean gente de bien en el futuro, se los deben dar sus padres. Eso no se puede delegar».

La segunda reflexión va sobre la igualdad entre el padre y la madre. «Igual que las mujeres luchan por la igualdad para acceder a un trabajo, los hombres también deben luchar para tener más derechos en el cuidado de sus hijos, que son fruto de dos personas. También el padre tiene derecho a disfrutar de su hijo al nacer. Eso también es la igualdad», defiende.

David, que trabaja en una empresa de lámparas y muebles, tramitará pronto la solicitud de su permiso de paternidad. Su pareja se reducirá la jornada laboral. Como casi siempre.