El director del Institut Universitari d’Investigació de Trànsit i Seguretat Viària (Intras) de la Universitat de València (UV), el profesor Francisco Alonso, atribuye el repunte de la accidentabilidad en las carreteras, que ha roto la tendencia a la baja de los últimos años, a «por una parte, una cierta reactivación de la economía que se ha traducido en una mayor movilidad, y por otro lado a que se están implantando muy pocas medidas en materia de tráfico».

Alonso subraya que, «a parte de que el mantenimiento de las carreteras no es el adecuado», las estrategias en la lucha contra los accidentes de tráfico «hay que ir cambiándolas» para adaptarlas a los nuevos tiempos. «Las campañas de comunicación, el carné por puntos, que ni mucho menos está agotado, y la reforma del código penal, han sido medidas muy importantes que hay que mantener», detalla.

No obstante apuesta por la introducción de «nuevas herramientas, como la comunicación a través de las redes sociales para conectar con los más jóvenes, campañas de vídeos virales en internet e insistir en la educación vial, cuya implantación es bastante baja en las aulas».

El responsable del Intras sostiene que «se ha perdido la percepción de lo peligroso que es conducir», lo que atribuye a una «falta de insistencia en la comunicación de los riesgos». Así, pone como ejemplo que mientras hay una concienciación general sobre los riegos de conducir bajo los efectos del alcohol, «el hachís no se percibe como pernicioso para la conducción». Opina que el carné por puntos sigue siendo válido, «el problema es que en los medios de comunicación ya no se habla del sistema de pérdida de puntos, y por tanto la gente desconoce cómo funciona».

Bajo control en las vías urbanas

Otro problema según Alonso es que el tráfico y los accidentes se han incrementado en las vías urbanas, «donde el control es mucho más bajo por la falta de medios de las policías locales y las sanciones, en la mayoría de casos, no se comunican al sistema general, con lo que no acarrean pérdida de puntos para el infractor».

Este experto considera «increíble que una ciudad como Valencia no tenga como mínimo 30 radares de velocidad, pues sólo tiene dos o tres que le cede la Dirección General de Tráfico (DGT)». Esta falta de recursos, prosigue, «hace que la probabilidad de ser multado por un exceso de velocidad sea muy baja y se relajen los conductores».

Los accidentes mortales por distracciones aumentaron en 2016 un 50 %, algo que Alonso achaca «principalmente a la utilización de teléfonos móviles, no solo para llamadas sino por el uso del wasap y de redes sociales, algo que es una insensatez». La necesidad de estar conectado permanentemente, alerta, «también es un problema para los peatones que se traduce en más atropellos».