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Política

El dilema de Bonig sobre las primarias

El PPCV se debate entre cumplir con su compromiso y enmendar la ponencia de estatutos para exigir un militante, un voto o conformarse con el sistema de doble vuelta para no incomodar a Rajoy

El dilema de Bonig sobre las primarias

Alzar la voz y plantar cara para ser tenido en cuenta o pasar desapercibido en espera de que la docilidad tenga recompensa. Este es a grandes rasgos el dilema al que se enfrenta la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, de cara al Congreso Nacional que el PP celebrará en febrero. Se trata de un cónclave para entronar por cuatro años más a Mariano Rajoy como presidente del partido, pero en el que se debatirán cuestiones internas que son claves para su modernización.

Bonig y su equipo más estrecho forman parte de la nueva generación de dirigentes del PP que apuestan por cambios de calado en el funcionamiento de una organización que sigue en el poder, pero cuya imagen se ha visto gravemente perjudicada por los casos de corrupción. El PP, además, al igual que el PSOE, se encuentra en una encrucijada ya que la irrupción de nuevos partidos le empuja a realizar cambios que le conecten con una ciudadanía que parece cansada de los partidos tradicionales. Hay, no obstante, una tensión entre la vieja guardia (que encabeza el propio Rajoy) reacia a grandes cambios y los jóvenes con silla en la ejecutiva que apuestan por la renovación en profundidad.

Bonig, en principio, está más cómoda entre los segundos. Su apuesta por un sistema de primarias bajo el principio de un militante un voto es pública y notoria. También su compromiso de establecer cordones sanitarios contra la corrupción que se concreta en apartar de la primera línea a cualquiera que tenga abierta una investigación judicial por casos de corrupción. Es más, Bonig y los suyos pelean por ganar cierta autonomía respecto de Madrid, romper con la imagen de organización sucursalista y lograr un partido con perfil regionalista con el que puedan identificarse la mayoría de los valencianos y valencianas.

Oportunidad de visualizarse

Tales son las ansias de que en la Comunitat Valenciana exista un punto de inflexión que Bonig y los tres dirigentes provinciales anunciaron después del verano refundación del PPCV, una iniciativa que parece haber perdido fuelle.

El Congreso Nacional del PP en el que se debatirán ponencias claves para el futuro del partido como la de estatutos es para la cúpula regional una oportunidad para exponer su proyecto y visualizarse. La organización autonómica, la segunda en importancia numérica tras Andalucía, enviará al congreso a doscientos compromisarios. Cualquiera de ellos puede desde ya plantear enmiendas a las ponencias. Una de las incógnitas es cuál será la consigna del PPCV, si, como ha prometido en varias ocasiones, peleará por unas primarias puras o, en cambio, se conformará con el sistema de doble vuelta propuesto por el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maillo.

El dirigente nacional, autor de la ponencia política y de estatutos, aseguró ayer que tanto la presidenta del PP de Madrid, Cristina Cifuentes, como la dirigente valenciana Isabel Bonig, estaban «satisfechas» con su fórmula. Bonig y Cifuentes son a nivel nacional la referencia en la defensa de un militante un voto. ¿Significa entonces que Bonig se conformará? La respuesta no está clara. Fuentes del PPCV admitieron que la propuesta de Maillo es un paso muy importante ya que abre el partido a la participación de la militancia en la elección de los órganos directivos. Sin embargo, apuntaron que la decisión no está tomada. Bonig y los dirigentes provinciales se han dado las Navidades para estudiar con detalle la letra pequeña de las ponencias y tras las vacaciones fijarán una postura común.

El dilema es importante, ya que aunque el sistema de Maillo permite que voten todos los afiliados, la última palabra en caso de varios rivales es de los compromisarios. No son primarias puras, las que, según el PPCV ha repetido en muchas ocasiones, han reclamado las bases en procesos asamblearios. No solo las primarias están en las conclusiones de las convenciones. También ha habido petición para que pida la limitación de mandatos y, por ejemplo en el caso de Alicante, incluir las líneas rojas en el reglamento interno.

Bonig pues no tiene fácil su elección. La situación actual del PPCV es complicada ya que aunque Bonig tiene el aval de Génova, ha sido ninguneada en la conformación del Gobierno central. Además, tiene, de un lado, un compromiso con su militancia y, de otro, la necesidad de no molestar a la dirección nacional porque después del cónclave nacional vendrá el regional. El PPCV siempre puede optar por el camino de enmedio: presentar algunas enmiendas pero rebajadas de tono para no incomodar. Eso sí, no puede controlar a todos sus compromisarios.

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