La Fiscalía Anticorrupción ha dado por finalizada la investigación por cohecho y blanqueo de capitales contra el exvicealcalde de Valencia, Alfonso Grau, y ha solicitado al Juzgado de Instrucción 19 que lo procese junto al empresario del sector del transporte que, supuestamente, le regaló dos relojes. En la causa estaba pendiente la comparecencia el pasado 9 de enero de los inspectores de la Agencia Tributaria, cuya denuncia desencadenó la investigación, aunque al retrasarse sine die, el Ministerio Público ha desistido de esta testifical y ha pedido a la titular del Juzgado de Instrucción número 19 de Valencia, Ana Cantó, que dicte auto de incoación de procedimiento abreviado en la causa abierta contra Grau y que propició su detención el 22 de febrero de 2016.

La llamada «Operación Clepsidra» (en homenaje a los relojes de agua perfeccionados por Galileo Galilei) tuvo su origen en una inspección rutinaria de la Agencia Tributaria a la joyería Rabat de Valencia. Al auditar sus cuentas, descubrieron que, entre otros clientes, se encontraba Alfonso Grau, quien había gastado una importante cantidad de dinero entre 2010 y 2012 en la compra de relojes de alta gama, objeto de culto para el que fue mano derecha de Rita Barberá. Cuando Hacienda se fijó en las compras de Grau, observó que en muchas de ellas había pagado en metálico, lo que disparó las sospechas y auspició un proceso administrativo sancionador por la no tributación de esas cuantías.

La inspección fiscal a Rabat generó, además, una denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción, germen de Clepsidra. Los agentes del Grupo de Delitos Económicos de la Guardia Civil concluyeron que Grau recibió del empresario investigado dos relojes, presuntamente pagados por éste: un Breguet Classique, valorado en torno a los 13.000 euros, y otro por valor de casi 12.000 euros. El primero lo habría devuelto para adquirir un Lange & Söhne de oro valorado en 25.680 euros, para lo cual entregó en efectivo cerca de 9.000 euros, mientras que el segundo lo canjeó por un Vacheron Patrimony con un precio de 16.825 euros, por lo que completó la compra con alrededor de 3.000 euros en metálico. Es decir, que el presunto blanqueo detectado rondaría los 12.000 euros, cuyo origen no ha podido ser establecido.