Buenos deseos y sobre todo mucha fortuna y bonanza económica son las felicitaciones más comunes entre los ciudadanos chinos durante estos días. Hoy celebran el fin de año de su calendario y mañana empieza el 4715, el año del Gallo de Fuego.

El calendario chino oscila entre los 353 y 355 días y empieza en la segunda luna nueva después del solsticio de invierno. Es, por tanto, un calendario lunar que, además, también tiene en cuenta la posición del sol. Este nuevo año durará hasta el 15 de febrero de 2018 y corresponde al Gallo de Fuego porque a cada año se le asigna uno de los animales del zodiaco, signo combinado con un elemento natural.

En China, las celebraciones duran una decena de días en los que se multiplican los desplazamientos y las compras para preparar las tradicionales veladas en familia. No obstante, para los expatriados la situación es diferente.

En Valencia, muchos se concentran en las calles Pelayo, Bailén y Convent de Jerusalem, donde regentan decenas de negocios. Este pequeño «Chinatown» a la valenciana se tiñe de rojo para dar la bienvenida al 4715. David y Antonio, de la Pastelería Tiramisú, explican que para fin de año «todo es rojo» porque es «el color de la suerte», típico del fin de año, y el que lucen los farolillos con inscripciones de buena suerte que desde hace un par de días decoran los comercios y algunos balcones de la zona.

La comunidad china despide el 4714 hoy. Sería el equivalente a la Nochevieja occidental, pero cuentan los afincados en Valencia que se celebra más como la Nochebuena, ya que no se sale

de fiesta y priman las reuniones y reencuentros familiares.

Wu Deng „también conocido como Dani, porque muchos adoptan nombres españoles más fáciles de pronunciar„ es uno de los socios que regentan la agencia de viajes Sanhe, ubicada en la calle Pelayo desde hace cinco años. Explica que las familias siempre se juntan para cenar, y en Valencia algunas van a restaurantes típicos chinos. También es tradicional de Año Nuevo dar dinero a los más pequeños (como las estrenas) en un sobre rojo, y visitar y llevar detalles a parientes, como los tíos.

Los platos de la cena del último día del año varían de unas regiones a otras: China es un país de 9,5 millones de km2. En las mesas de Susana y Shao, de la empresa de videovigilancia Securetech, no falta el pescado, la carne y, especialmente para el fin de año, pasta de arroz dulce. En China también suelen comer empanadillas.

Por su parte, Vivi Lu, afincada en Benimaclet, cocinará «una olla caliente con ternera, verduras, setas y demás productos chinos». Afirma que «no es muy típico» pero es «fácil» y lo puede preparar aquí. «Allí [en China] están todo el día cocinando... ¡o incluso empiezan el día de antes! Yo no tengo tiempo», exclama la joven, que lleva tres años en Valencia. Suele ir en verano a China, pero lamenta no estar estas fechas porque «ahora se junta toda la familia, incluso los que viven lejos, con quienes no suelo coincidir». Ella lo celebrará con su marido, español, y una pareja de amigos.

Además de las estrenas a los niños, la decoración y las reuniones familiares, algunas personas también suelen vestir ropa nueva, aunque Susana y Shao explican que es una tradición algo desfasada. De «cuando la gente humilde sólo podía permitirse comprar ropa para ocasiones especiales». Tampoco hay que olvidar los petardos y fuegos artificiales importantísimos en el país asiático, pero menos presentes en Valencia.

Los jóvenes aseguran que al ser segundas generaciones de inmigrantes „en muchos casos ya nacidos en España„ desconocen algunas tradiciones. Por ejemplo, en algunas regiones de China también es habitual colgar recortes de papel con mensajes en las ventanas o escribir refranes y pareados.

Otra diferencia con su tierra de origen es que las celebraciones duran unos diez días, pero en Valencia se limitan a una noche. Ni la agencia de viajes de Wu, la pastelería en la que trabajan David o Antonio, o la tienda de Susana y Shao cerrarán algunos días por la fiesta, una de las dos más importantes que tiene China, junto a la de la Constitución. «Hay muchas menos fiestas que en España», afirma Wu entre risas.

Relación cada vez más estrecha

En la agencia Sanhe, especializada en vuelos y viajes organizados tanto en España como en China, han constatado en sus cinco años de existencia que cada vez más españoles se interesan por la cultura china, y más chinos deciden visitar España.

El número de chinos que deciden pasar el Año Nuevo en España ha aumentado. «Es un fenómeno reciente. Antes iban más a Alemania o Francia, pero ya están cansados. Ahora se decantan por la península», explica Wu.

Por otro lado, también son «cada vez más» los españoles que desean conocer el oriente asiático, con vuelos que rondan los 500 euros. No obstante, para Año Nuevo chino suelen viajar al país asiático personas que ya han tenido un contacto previo con esta sociedad y buscan conocer más a fondo su cultura y tradiciones. Generalmente, del mundo de los negocios.

Por el contrario, la mayoría de personas originarias de China afincadas en la Comunitat Valenciana no suelen visitar a la familia en estas fechas, ya que no disponen de vacaciones, pero Yujie Long es una de las excepciones. Ella sí disfruta de unos días en su país natal. Llegó a Valencia hace tres años, por un intercambio universitario, y decidió quedarse para cursar un máster. «Después de años fuera, no quería volver a perdérmelo y me apetecía estar con la familia para celebrarlo», asegura la joven desde China.

En los últimos años, la celebración del Año Nuevo chino en Valencia «ha aumentado su popularidad», y en la festividad se vuelcan tanto chinos como españoles. Este año, de hecho, se iban a doblar las actividades y los participantes en la que iba a ser la sexta edición de la cabalgata de Año Nuevo, pero la organización y el ayuntamiento -que colaboraba por primera vez- han decidido cancelarla por las previsiones de mal tiempo para el fin de semana.

Sí se mantienen los actos que organiza el Instituto Confucio, el único centro oficial de lengua y cultura chinas de la Comunitat Valenciana y asociado a la Universitat de València. Son una serie de actividades culturales (conferencias y talleres del 25 de enero al 3 de febrero) con las que descubrir en qué consiste el año nuevo y conocer mejor la cultura china, según explica Vicente Andreu, director del Instituto Confucio de Valencia.