Pólvora, naranjas, arroz. La tierra que inventó el papel y la que lo introdujo en Occidente vía Xàtiva. Un pasado común con tacto de seda. Dos territorios que se asoman al mar. Los lazos culturales o las similitudes entre Valencia y China son a veces mayor de lo esperado pese a los 9.100 kilómetros de distancia entre el Micalet y el Templo del Cielo de Pekín.

Hoy, día del Año Nuevo chino, otras dos tradiciones compartidas salen a escena. La primera son las estrenas, tan asentadas en la cultura popular valenciana y que en China son un pilar insustituible de estas fiestas: un sobre rojo con dinero para recompensar a los familiares más pequeños a modo de aguinaldo. También lo es una bella y poco conocida costumbre ancestral que estos días se ha podido disfrutar en el Instituto Confucio de la Universitat de València: los pareados chinos. Una práctica con ecos en la tradición de los versets fallers o de las albaes y que, si bien no desprenden ese aroma satírico, sí que comparten su misma intención musical, festiva y estética.

Adan Liu es profesor de caligrafía y director de la academia Centro de Cultura China Hua Xia, en Valencia. Explica que la tradición de los pareados arranca en la dinastía Zhou, que gobernó China desde el año 1050 a. C. hasta el 256 a. C. Es una historia muy curiosa.

«En el principio era una leyenda: se creía que había demonios y malos espíritus, y la gente buscaba re-medios para protegerse de ellos. A la entrada de la casa se colgaba una rama de melocotón. Luego se empezaron a pintar las imágenes de dos guerreros que protegían de los demonios a las puertas de las casas. Poco a poco se fueron añadiendo letras y frases, ya en la dinastía Song, hacia el año 1.000 de nuestra era. Primero se escribían sobre madera; luego sobre papel. Como la costumbre era la de dos guardianes, las frases se escribían en dos papeles y se colocaba un papel en cada hoja de la puerta (en China, las puertas tradicionales eran de doble hoja)», explica Adan Liu.

Como en la tradición de los versos falleros o del cant d’estil valencià, en los pareados chinos cuenta tanto la forma como el fondo. Son dos frases; de ahí lo de «pareado». Las dos han de ser iguales en caracteres, también han de estar combinadas las sílabas, y los cuatro tonos que utiliza la lengua china.

Si la primera frase termina en grave, la segunda ha de acabar en suave. Para que suene más melódica, subraya Adan Liu. Luego, la caligrafía y sus cuatro tesoros (el papel, la tinta, el pincel y la laja o tintero) han de poner la belleza formal.

El resultado son unos mensajes, tinta negra sobre papel rojo a cada lado del marco de la puerta. Se lee primero el de la derecha y después el de la izquierda e invocan suerte, fortuna, prosperidad, salud y otros modos de conjurar el mal agüero. Se cuelgan hoy, para celebrar el Año Nuevo chino, y decoran fachadas de casas y establecimientos comerciales. En Valencia se pueden contemplar en el exterior de negocios chinos. «Si uno no lo pone, su casa queda sosa, desangelada, fría. Es como aquí no poner ninguna decoración por Navidad», explica Adan Liu.

«Hongbao»: los sobre rojos

Antonio Liu Yang, formador intercultural nacido en China y afincado en Valencia, explica el auge digital de las tradicionales estrenas que siempre se han dado a los pequeños de la familia en sobres rojos (hongbao) por el Año Nuevo chino. Ahora, mediante el WeChat (el WhatsApp chino), se envían sobres virtuales que al pulsarlos contienen dinero electrónico para gastar en comercios. No solo lo envía la familia. También grupos de amigos para que el primero que lo abra se lleve la cantidad simbólica de dinero que contenga el sobre virtual. Por ejemplo, 88 céntimos, ya que el 8 es el número chino de la buena suerte. Hoy es día de sobre rojos y pareados; de estrenes y versets.