Mientras el Consell del Botànic anuncia planes para rescatar a jóvenes cerebros valencianos emigrados al extranjero durante la crisis por los recortes en I+D+i, el equipo de estudiantes de la Universitat Politècnica de Valencia (UPV) que ha ganado el primer premio mundial al mejor diseño de concepto del futurista tren supersónico sopesa hacer las maletas. Baraja emigrar a Madrid o irse fuera de España ante la falta de financiación pública y privada para desarrollar su revolucionario tren de levitación magnética capaz de viajar a 1.000 km/h.

«Nos gustaría quedarnos en Valencia, pues los 30 miembros del equipo somos de aquí, y poder crear una empresa de base tecnológica que genere un polo de industria aeroespacial valenciana», asegura Daniel Orient, director y cofundador del proyecto Hyperloop UPV. Pero, advierte, «un grupo de estudiantes no puede generar una inversión de miles de millones sin ayudas, por lo que dependemos de la financiación que encontremos».

El Hyperloop UPV es el resultado más espectacular del programa Generación Espontánea con que la Politècnica estimula la participación de sus alumnos en concursos internacionales. Este grupo de 30 estudiantes de máster o recién graduados en 9 ingenierías -industrial, mecánica, aeronáutica, química, telecomunicaciones, electrónica, diseño e informática- y en Económicas, tiene una media de edad de 25 años.

Generación de talento

El pasado año ganaron entre 300 universidades de todo el mundo el premio al mejor diseño conceptual del Hyperloop en el concurso organizado por el magnate tecnológico estadounidense Elon Musk, el creador de SpaceX, la primera compañía aeroespacial privada del planeta, y de Tesla Motors, empresa pionera en el sector de coches eléctricos.

El Hyperloop es un sistema de transporte sin emisiones contaminantes basado en tubos de acero de gran tamaño por los que circulan en condiciones de vacío unas cápsulas que pueden transportar a 30 pasajeros a 1.000 km/h. Son como una turbina de avión impulsada por baterías que se recargan con energía solar.

El equipo valenciano ganó el premio con su rompedor sistema de levitación por imanes en la parte superior del tren que mantienen la cápsula flotando en el interior del tubo sin tocar las paredes, lo cual reduce un 30 % los costes al eliminar los raíles y ofrecer un menor consumo de energía.

Interés de Consell y ayuntamiento

Para construir su primer prototipo, que probarán en julio en Los Ángeles y supone una inversión inicial de 100.000 euros, han tenido que aliarse con la Universidad de Purdue (EE UU), pues la única financiación que reciben es de la UPV. «Hemos intentado obtener la ayuda de la Generalitat, pero todo es muy lento y burocrático, con lo que no llegamos a tiempo para tener listo el prototipo», lamenta Orient. «Consell y Ayuntamiento de Valencia sí que se han interesado, pero no cuentan con fondos para financiar un proyecto de esta envergadura», añade.

Otro problema es que las empresas interesadas en este tren del mañana que une a la industria aeroespacial y ferroviaria, como Airbus o Talgo, «están en Madrid». Es decir, que a pesar de que ganar el concurso de SpaceX les ha posicionado en la primera línea mundial del mercado del tren del mañana, la revolucionara idea de los jóvenes talentos de la UPV no encuentra socios públicos o privados para crecer en Valencia.

Ayudas en Francia y Chequia

Mientras, la empresa privada estadounidense Hyperloop Transportation Technologies (HTT) ha firmado un acuerdo con el Ayuntamiento de Tolouse y la Región de Occitania para instalar su base en Europa en esta ciudad francesa. Este centro de desarrollo tecnológico ocupará una superficie de 3.000 m2 y generará 50 empleos directos para jóvenes investigadores en ingeniería aeroespacial. Además HTT ha firmado un acuerdo con los gobiernos de Chequia y Eslovaquia para unir en el futuro las ciudades de Brno, Bratislava y Praga.