Se marchó diciendo que dimitía porque la burocracia bloquea la administración. ¿Para usted es un derrota?
No. No ha sido una derrota y en un año y medio miro hacia atrás y hasta a mí me sorprende todo lo que se ha conseguido. Son cambios sustanciales en 18 meses que podrían haber costado toda una legislatura. Para mí ha sido un logro poder cambiar desde dentro las normas ilegales que pleiteaba desde los juzgados. ¿Me hubiera gustado cambiar más cosas? Sí.
Pero han sido éxitos y logros durante año y medio. La legislatura son cuatro años. Y cuando lo dejó, aseguró que le habían dificultado la tarea factores internos. ¿Cuáles eran?
Para empezar, yo no pertenezco a ningún partido político ni formo parte de la administración. Soy una profesional libre y estoy acostumbrada a una manera de trabajar: duro, constante y con esfuerzo hasta que lo consigues. En la administración todo cuesta más. Y es una administración que ha sufrido veinte años de gobierno de derechas. Un Consell del PP que boicoteó lo público, que ha privatizado, que ha intentado defenestrar al funcionario y hacer pensar a la sociedad que los funcionarios son malos. Esa ha sido la excusa para vaciar la administración de trabajadores públicos para externalizar servicios. Los cambios se han conseguido, pero con un esfuerzo sobrehumano. Por un lado teníamos falta de personal y por otro, personas colocadas por el anterior Consell en sitios estratégicos para frenar las políticas de cambio.
Pero aún así, ¿no le parece una rendición no acabar la legislatura?
No. Tenía unos objetivos marcados y tenía claro que podía ser uno, dos o tres años. Conseguimos derogar el copago, que se pagaran los atrasos de los dependientes, que se abonara la máxima prestación o cambiar el decreto de la dependencia. Es obvio que en cuatro años se pueden hacer más cosas, pero las metas que me había marcado eran esas. Y hay otros factores que me hacen plantearme la salida. Si tuviera cincuenta años y mis hijos tuvieran treinta, igual hubiera terminado la legislatura. Pero el sistema está hecho de tal manera que la conciliación no es real.
Su imagen con su hija de pocos meses con usted en ruedas de prensa y reuniones de trabajo fue un hito. ¿Es imposible conciliar siendo cargo de la Generalitat?
La sociedad todavía no entiende la conciliación. Ser alto cargo implica una responsabilidad muy grande. Eso hace que tu implicación sea mayúscula. Di a luz el 13 de junio y me incorporé a la conselleria el 7 de julio. Decidí aceptar el cargo y la niña estuvo conmigo en la conselleria hasta los seis meses. Pero la conciliación no es real porque, al fin y al cabo, no hay nadie que pueda sustituirte como alto cargo porque el sistema no está pensado para que te ausentes para estar con tus hijos.
Pero usted como abogada también trabaja muchas horas.
Pero el límite lo pones tú. Cuando trabajas para ti mismo eres libre e independiente porque nadie te marca los horarios. Quiero decidir cuándo estoy con mi hija o cuándo redacto una demanda. Eso en España no existe.
¿Por qué se metió en política?
Mi intención no era meterme en política, sino entrar en el Consell para derogar las normativas injustas para los dependientes y personas en situación vulnerable. No entro a formar parte de un partido ni quiero hacer carrera política. No creo que la política sea una profesión. Los que conforman los Gobiernos deben ser ciudadanos de a pie que tengan conocimientos técnicos que contribuyan al bienestar de todos. Ese es mi caso. Lo mismo que ganaba en las sentencias me resultaba más fácil entrar y cambiarlo desde dentro. No podía rechazar el puesto porque lo que yo estaba pleiteando desde fuera me estaban dando la oportunidad de cambiarlo desde dentro.
Marcó otro hito en la política valenciana reciente. Una activista que entró a formar parte de un Gobierno. ¿Es difícil de casar la utopía con la realidad?
Es la primera vez en la historia, por lo menos en la Comunitat Valenciana, que se han designado altos cargos que no formamos parte de partidos políticos y que se nos ha seleccionado por nuestra experiencia y valía profesional. Pero ha costado 20 años generar esta administración anquilosada y no se cambia en dos legislaturas. A los que hemos entrado jóvenes, con ímpetu de cambio y con otros tiempos de trabajo nos resulta muy difícil trabajar en esas condiciones donde todo cuesta mucho.
El PP asegura que existen incompatibilidades entre los casos que llevó como abogada y decisiones que ha tomado como alto cargo.¿Existe incompatibilidad?
Lo que plantean es totalmente absurdo, aunque les cueste entender que se selecciona a alguien para un cargo público por méritos profesionales y no por amistad o compadreo. Y es difícil para ellos entender que no hagas uso de un cargo público para beneficio personal, arregles lo que tengas que arreglar y hasta luego. No me interesa el poder ni la carrera política. He cumplido mi misión moral y regreso a mi trabajo libre e independiente.
Le acusan de haber resuelto siendo secretaria autonómica en beneficio de sus casos.
Mi cargo no conllevaba la resolución de los expedientes, que es algo que deberían conocer. Las decisiones eran a nivel político. A nivel general, como la abolición del copago o el pago de atrasos a dependientes. Eran decisiones morales acordes a derecho que pretendían combatir actuaciones ilegales del anterior gobierno. La Justicia ya había dado la razón a los dependientes. Los jueces decían que era ilegal lo que estaba haciendo el PP y obligaban a las personas a pleitear. Cuando llegué, lo que intento es decir que es ilegal y hay que cambiarlo para todos. Pero claro, beneficiar a los dependientes va en contra de la ideología del antiguo Consell porque es dinero para los dependientes y no para las empresas del señor Cotino.
¿Volverá algún día a la política?
En otras circunstancias y siempre que pueda contribuir con mis habilidades al cambio social, sí. Pero el sistema expulsa a los profesionales.
