Vicente Betoret (44 años) es, junto a José Císcar, uno de los grandes ganadores del congreso. Había peleado su entrada en el comité ejecutivo con el criterio en contra de Bonig, pero con la inestimable ayuda del reforzado Fernando Martínez Mailllo, con quien Betoret tiene hilo directo. Quizás por eso, cuando Rajoy citó su nombre en la lista de vocales electos, su cara de satisfacción era absoluta. Su elección es, sin duda, un refuerzo, una suerte de rehabilitación, que le llega en un momento clave, a cuatro meses de un congreso provincial que será complicado. Está por ver si tendrá contrincante (Mari Carmen Contelles es la bala que Bonig medita disparar), pero aunque cierre heridas con la presidenta (con quien está distanciado desde hace meses) tendrá que emplearse a fondo para apuntalar su liderazgo en una provincia especialmente castigada en el último año. Las heridas tras la operación Taula, que supusieron la caída de Alfonso Rus, siguen abiertas, como también lo están en el cap i casal, la plaza clave, donde el relevo de Rita Barberá está lejos de resolverse. Ni hay candidato claro, ni cohesión.
Ahora bien, para el reto que tiene por delante, Betoret regresa a Valencia con las pilas cargadas. La opinión generalizada es que Rajoy ha querido hacer un guiño con la provincia y lo ha visibilizado abriendo el comité por primera vez en la historia a un presidente de la provincia de Valencia. No hay que olvidar también que Betoret fue de los pocos que se borró de la foto de la reprobación a Barberá, la ausente presente de la Caja Mágica. Ayer Rajoy volvió a echarla de menos en público.
