La discapacidad intelectual viene aparejada de una sexualidad amordazada por el entorno. Más si cabe si se sale de la convención. Esos dobles armarios son los que quiere denunciar el colectivo Plena Inclusión en un documental que hoy, día de San Valentín, estrena en la sede de la SGAE en Valencia (18 h.).

Un coro de expertos y familiares participa en el audiovisual sobre esta cuestión tan poco tratada: los dobles armarios a los que se enfrentan las personas con discapacidad intelectual que son gays, lesbianas, bisexuales o transexuales.

Dice Patricia Escortell, activista feminista y LGTB, que «a una persona con discapacidad intelectual se le niega la sexualidad, o no se entiende que sea algo bueno para esas personas. A eso se le suma que una orientación sexual no normativa genera que estén más en el armario, que no puedan expresarlo, que no tengan círculos donde vivirlo, que esas relaciones además estén mal vistas».

El documental pone de manifiesto la falta de información y formación que lastran sus contextos y entornos, lo cual limita su acceso a la información. Cinta Escalera, sexóloga especializada en el ámbito de la discapacidad, lamenta que los afectados «no tienen modelos de referencia a su alrededor. No saben en quién verse. También les falta ese apoyo que les podemos dar para que ellos entiendan qué les está pasando».

La crudeza de la situación radica en que, a veces, las personas con discapacidad intelectual están dentro de un armario que muchas veces no saben ni que existe. Eso les genera muchos conflictos, angustia, no saber poner nombre a lo que les está pasando.

Juan Francisco Fernández, activista y formador LGTB del colectivo Lambda, pone el dedo en otra llaga. «Lo que no se habla, no existe. Y tratar los temas de la sexualidad infantilizando a las personas o evitando el tema», es un mal camino. Será la televisión o internet quien moldee sus mentes. Por eso considera «fundamental» que se visibilice la cuestión «como algo natural».

El documental, titulado «Dobles armarios, dobles apoyos», da voz a Tomás Coronado. «Mi hijo, él solo, descubrió su sexualidad. Y ahora mismo le estamos ayudando tanto su madre como yo, para que lo llevemos lo mejor posible, y él tiene su rato de intimidad, donde ya disfruta de esa sexualidad», destaca.

A veces en las familias no lo visibilizan, pero en los centros a los que acuden, sí. El apoyo es la clave, coinciden los expertos. Un entorno que sepa acogerles. La sexualidad es otro derecho suyo. Y vivirlo como deseen, sostiene Plena Inclusión CV, es básico para su desarrollo.