«La Acadèmia Valenciana de la Llengua tiene que mantener su independencia al margen de las interferencias, preferencias o convicciones políticas, y esta independencia se tiene que guiar por el camino del rigor filológico y académico». Así se manifestó ayer Ramon Ferrer, reelegido presidente de la institución normativa, durante el acto de toma de posesión que tuvo lugar ayer en el Palau de la Generalitat.

Ferrer, que apeló en su discurso a la unidad y al diálogo, repasó los grandes retos conseguidos por la institución, como la Gramàtica normativa valenciana o el Diccionari normatiu valencià, del cual dijo que es la obra que «ayuda a identificarnos con el valenciano de nuestros antepasados y a sentirnos orgullosos como valencianos. El DNV representa la victoria del consenso, del diálogo y de la integración.

En este sentido, Ferrer calificó de «meritorios pasos» las relaciones iniciadas con la Real Acadèmia de Cultura Valencian (RACV), así como de «satisfactorios» los contactos con el Institut d'Estudis Catalans (IEC), para facilitar un entendimiento que permita una normativa respetuosa con la diversidad. Además, el presidente de la AVL vinculó lengua y autogobierno. «Nuestra lengua se encuentra entre los fundamentos que facultan el ejercicio del derecho de autogobierno», explicó Ferrer durante su discurso.