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Análisis

La política observa a la terna de RTVV

Prevalezca la puntuación final de los aspirantes o la votación de los nueve miembros de este tribunal con o sin piedad que mañana será el consejo rector de la Corporació Valenciana de Mitjans de Comunicació, lo que está claro es que entre las paredes de este órgano quedará la decisión de elegir al primer director general de la nueva Radiotelevisió Valenciana (RTVV). Eso siempre que se confíe con fe ciega en la impermeabilidad (independencia es un concepto que requiere mayúsculas) de un consejo creado por designación política de sus miembros hace cuatro meses.

Lo que está claro también es que la decisión es esperada y observada con atención desde el exterior, especialmente en los pasillos de la política, donde no paran las cábalas sobre beneficios e inconvenientes (según el pelaje ideológico del interlocutor) de los tres finalistas.

Josep Ramon Lluch carga sobre sus espaldas la etiqueta de «hombre del PSOE», a pesar de que sea en estos momentos directivo de primer nivel en la televisión autonómica de una región gobernada por el PP, Murcia, o haya dirigido algunos espacios para la RTVE de estos tiempos de Mariano Rajoy. Para algunos, pese a ser el único de los tres con experiencia en puestos ejecutivos en una televisión autonómica, el que lleva 25 años produciendo y dirigiendo programas en diferentes cadenas públicas y privadas, y pese a su implicación con el mundo editorial y cultural valenciano, no sería el director preferido, ni mucho menos, para Compromís, sino una extensión de lo que fue Amadeu Fabregat en el primer Canal 9.

El principal lastre de Empar Marco es el símbolo que representa TV3, cadena de la que es corresponsal, para una parte (cada vez menor, pero una parte) de la sociedad valenciana. Poder presentar a la nueva RTVV como una sucursal de la televisión autonómica del norte daría una munición a populares de siempre y Ciudadanos de ahora -ansiosos de alertar de la supuesta e inagotable amenaza catalanista- , aunque Marco pueda aglutinar opiniones favorables de presidencia (PSPV) y vicepresidencia (Compromís) del Consell, que no es factor baladí, y pueda tener de entrada mejor imagen entre los extrabajadores de la desaparecida RTVV.

Salvador Enguix es, a buen seguro, quien de los tres puede conjugar mayor consenso político sobre su persona. El hoy delegado de La Vanguardia en tierras valencianas es quien está más cerca desde hace años de los protagonistas políticos valencianos. Su principal inconveniente está en su escaso bagaje en la gestión audiovisual, cuando lo que está en juego es una sociedad que, como poco, debe contar con televisión, radio y plataforma digital.

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