El movimiento feminista demostró ayer en València, con una multitudinaria manifestación por el Dia de la Dona, que su lucha tiene múltiples frentes y su ambición no se constriñe al reducto al que algunos quieren confinarlo. «La lucha feminista, a día de hoy, constituye el bastión más importante para frenar el fascismo rampante que se ha instalado en el Imperio, con Trump al frente, y con sus epígonos locales al asalto del poder en la Unión Europea», reivindicó el Moviment Feminista de València en la lectura de su manifiesto final.

La marcha de este año, bajo el lema «Dones, lliures i arreu d'un món sense fronteres», fusionó dos luchas tan candentes como son el drama de los refugiados o inmigrantes y la «discriminación» sistemática que sufren las mujeres «en la vida económica, laboral, cultural, social, política y civil». Y como máxima expresión de la crueldad, los feminicidios de la violencia machista.

Según denunciaron los convocantes de la manifestación, las mujeres migrantes son «mujeres olvidadas e invisibilizadas que primero sufren la discriminación en sus países de origen», desde la violencia de género hasta la mutilación genital. Que luego, en su tránsito migratorio, son víctimas de «abusos sexuales y agresiones físicas» al ser utilizadas como «moneda de cambio». Y que, finalmente, en el país de acogida, acaban siendo «víctimas del racismo y la discriminación, de los centros de internamiento, de la explotación laboral, de la explotación sexual y de las expulsiones».

La marcha de ayer llamó a redoblar esfuerzos para «frenar la barbarie del capitalismo de rapiña que con sus mentiras y propaganda ha conseguido alienar las conciencias de las clases populares, creando el imaginario de que la inmigración es el principal enemigo». En esa línea, ensalzaron las manifestaciones de mujeres que están salpicando los Estados Unidos y arengaron a los presentes con un reivindicativo «¡No pasarán!».

En este día combativo en el que siguen saliendo más mujeres que hombres a las calles y donde el color violeta gana espacio, intentaron concienciar a la sociedad en la lucha por proteger a las mujeres inmigrantes. Especialmente, en dos frentes: en el trabajo doméstico y en la trata de mujeres. También en la «esclavitud» que supone la explotación sexual y que, de manera silenciosa, recorre calles, polígonos, pisos clandestinos y clubs, según denunció el Moviment Feminista de València.

Derribar muros

La manifestación, animada por muixeranga, batucada y lemas reivindicativos, quiso poner de relieve que la visión feminista tiene la llave de la transformación. «El camino hacia la igualdad de género y la justicia social solo es posible con el feminismo», clamaron en su manifiesto. De la mitad del cielo y la tierra, a presentarse como la llave para cambiar la realidad. El feminismo sigue derribando muros.