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Jornada en la Universitat de València

"Ser pioneras en sectores ´de hombres´ es duro; los referentes son muy importantes"

Una jornada en la UV analiza y reivindica la presencia femenina en empleos tradicionalmente masculinizados

"Ser pioneras en sectores ´de hombres´ es duro; los referentes son muy importantes"

No solo del 8 de marzo vive la mujer y un día al año no es suficiente para reivindicar todas las desigualdades que aún persisten, por ejemplo, en el ámbito laboral. Salarios más bajos, techos de cristal que impiden promocionar o acceder a un empleo e incluso situaciones de acoso, son algunos de los problemas con los que se encuentran las mujeres en su día a día. Para hablar de todo esto, la facultad de Ciencias Sociales de la Universitat de València acogió ayer la III jornada Igualtat i Organitzacions, en la que varias investigadoras y docentes universitarias del proyecto «Mujeres en mundo de hombres» expusieron las conclusiones de sus estudios, basados en entrevistas a mujeres que trabajan en sectores masculinizados, es decir, considerados tradicionalmente de hombres. Así, aunque son pocas, ya podemos hablar de fotoperiodistas, estibadoras, pilotos, policías, mecánicas...

Trini Moreno, fundadora de «Mujeres con habitación propia» y agente de Igualdad, recordaba que «ser pionera» en estos sectores «es muy duro», pero es importante el ejemplo de mujeres que han conseguido abrir camino. «Sin referentes, no nos creemos que podemos hacerlo», reconoció. «Hace falta empoderamiento, creerlo y luchar por conseguirlo», apuntaba por su parte, Empar Aguado, profesora de la Universitat de València y organizadora de la jornada.

Aguado ha estudiado el sector de la estiba, y se sorprende porque España aún cuenta hoy en día con un puerto en el que no trabajan mujeres en este ámbito: el de Algeciras, el más importante por tráfico de mercancías. Este es un sector en el que «no entra cualquiera», en el que los «derechos los han consolidado los hombres» y donde están arraigados los «valores de masculinidad muy tradicionales».

Una vez las mujeres superan las pruebas y las «presiones» que padecen a la hora de acceder a un puesto, se encuentran con que «no hay vestuarios adaptados», por ejemplo. En el puerto de València, las estibadoras son entre un 10 y un 15 % de la plantilla y, por las entrevistas que ha hecho Aguado, su aspiración es «mantener» el trabajo.

Algunas llegaron tras la crisis de los 90, con la creación de empleo de los años 2000 y, en algunos casos, son «cabezas de familia», al estar sus parejas en paro.

Otro sector complicado para las mujeres es el de los talleres de reparaciones de vehículos, en los que son el 4 %. Mar Maira (Universidad Complutense de Madrid) afirma que el «primer problema» aparece en los estudios de FP, «un sector muy masculinizado en el que en varios casos han sufrido discriminación de los directores, profesores y compañeros». Además, también tienen «grandes dificultades» a la hora de acceder a un empleo, ya que «se basa mucho en contactos de redes informales en los que las mujeres no están». Muchos talleres están regentados por familiares y en otros llegan a «ocultar» a las mecánicas, porque algunos clientes «desconfiarían».

En el mundo del periodismo, estudiado por Elisa García (Centro Universitario Villanueva de Madrid), ellas sí están muy presentes en las aulas (en torno al 60 %), pero esta cifra se invierte en las redacciones. En el reporterismo de guerra, además de invisibilizadas, predomina la atracción por «la mujer valiente que va a la guerra» y que se «exotiza» y convierte en «mito».

En el mismo sector, las fotoperiodistas solo reciben entre el 5 y el 16 % de los premios. «El talento no está sexuado, son los mecanismos de reconocimiento los que lo están», apunta en este sentido Esmeralda Ballesteros (Universidad Complutense de Madrid), quien también lamenta que si no hay fotógrafas «nos perdemos la diversidad» de sus miradas.

Si se piensa en aviones, salta al imaginario la figura de las azafatas, pero no ocurre lo mismo con las pilotos, en torno al 3 % en España. Claudia Narocki (Instituto Sindical de Trabajo Ambiente y Salud) expone que las primeras en España «tuvieron mucho éxito en sus carreras» y, las que quisieron, lograron «compatibilizarla con tener hijos». No obstante, ahora «la contratación es precaria». Para la «apertura» de este mundo a las mujeres influyó la existencia de formación pública, sin un alto coste y al margen de la formación militar.

Entre las filas de la Policía Nacional, Marta Ibáñez (Universidad de Oviedo) ha comprobado que la mayoría de agentes que ha entrevistado «tienen de pareja a un compañero; es decir, que en este caso, lo doméstico influye en la carrera laboral». En los exámenes, «ellas aprueban más que los hombres».

¿Cómo han llegado estas mujeres a sus puestos? «Se ha dado empoderamiento, el grupo ha apoyado y ha presionado al poder, además de las políticas», explica Empar Aguado.

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