La Audiencia Nacional ha autorizado a la etarra Sara Majarenas Ibarreta, que este mes abandonó la prisión para vivir con su hija en una fundación, a que salga por las tardes con la menor, en prevalencia de su interés ya que necesita «luz, aire sol e ir al parque a jugar». La niña estuvo a punto de morir en enero tras ser acuchillada por su padre en Benifaió. Tras cumplir condena en la cárcel de Picassent y ser trasladada a Aranjuez el 2 de marzo, la antigua miembro del comando Levante ve satisfecha la propuesta efectuada por la junta de tratamiento de la prisión de Aranjuez. La menor estaba en prisión con la madre de lunes a viernes, en un régimen especial que permite que las presas tengan a sus hijos con ellas hasta que cumplen los tres años.