Mentir sobre el nivel de inglés, dilatar la experiencia laboral o engrandecer la trayectoria es común en una entrevista de trabajo. Fer com fan no és pecat. Pero hay personas que se ven obligadas a ocultar una parte fundamental de su vida. «A veces nos vemos obligadas a esconder en las entrevistas que tenemos hijos y los criamos solas. Porque sabes que entonces te van a cerrar las puertas. Si ya las madres lo tienen difícil, o incluso las mujeres en edad de poder ser madres, cuando saben que no tenemos a otra persona al lado para atender a nuestros hijos si enferman o si necesitan una atención, la gran mayoría de las empresas te descartan», cuenta Lucía Cuesta, secretaria de la Asociación de Familias Monoparentales de València (Afamo).

El bucle infernal que relata Lucía es el siguiente: al ser madres en solitario y existir un mercado laboral rígido en horarios y no concebido para la conciliación, para estas madres resulta muy difícil acceder a un trabajo a tiempo completo. Así acaban en empleos a tiempo parcial, muchas veces temporales. Ingresos bajos, poca seguridad. A veces incluso renuncian a buscar un trabajo formal y optan por limpiar casas o trabajos sumergidos porque es muy difícil que las empresas se adapten a sus necesidades. «No sales de la precariedad. Y eso te impide rebelarte ante injusticias laborales», recalca Lucía. «Hoy -dice- todos tragan en su trabajo; pero nosotras más. Solo tenemos ese sueldo en nuestro hogar».