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Entrevista

Manuel Bañón: "La Antártida es donde vamos a detectar antes el cambio climático"

El meteorólogo e investigador defiende la necesidad de disponer de una base en el continente helado

Manuel Bañón: "La Antártida es donde vamos a detectar antes el cambio climático"

El Día Meteorológico Mundial fue celebrado en València con una conferencia de Manuel Bañón en la que relató su experiencia en el continente Antártico

Manuel Bañón García llegó a la Antártida en enero de 1988. Lo llevaron los argentinos a un remoto rincón de la isla Livingston, donde él ya había trabajado sondeando la atmósfera para investigar el agujero de la capa de ozono. Cuando se abrió la base «Juan Carlos I» le llamaron alternando estancias de investigación con la dirección de la base.

El hielo en al Ártico desaparece y en la Antártida aumenta. Y mientras, los «negacionistas» del cambio climático engordan de satisfacción ¿ Cuál es su opinión como experto?

Es un argumento sin fundamento. Las inercias de los glaciares son las mismas. En los del Antártico el aumento de la temperatura ha sido de 3 grados, que es casi tanto o más que en el Ártico y eso ha llevado, probablemente, al colapso de la plataforma Larsen.

¿Cómo explica esa diferencia de comportamiento?

Los tiempos de reacción van a ser muy diferentes en el Antártico. Son 25 millones de kilómetros cuadrados de hielo los que se congelan y descongelan cada año. Hay procesos muy lentos, inercias, que se manifestarán con el tiempo. El Ártico es mucho más pequeño y necesita menos energía. Además tiene unos vientos sur-norte con un efecto muy importante sobre la superficie congelada, cuya pérdida es espectacular. Eso no ocurre en el Antártico, que cuando llega el invierno se queda totalmente aislado del planeta.

España está en la Antártida y eso cuesta dinero a los ciudadanos: ¿Debemos estar allí?

Yo creo que sí. La Antártida es una responsabilidad que debe ser de todos los países desarrollados. Cualquiera no lo puede hacer. Ahora mismo creo que son 50 países los firmantes del tratado de la Antártida; se hace investigación puntera... ¿Cómo no va estar España? Necesitamos datos meteorológicos que solo se obtienen allí. ¿Quién los va a medir?¿Que los midan otros? ¿Que se gasten el dinero los demás y nos aprovechemos? Eso es impensable.

¿Y si le pido que concrete?

De esos datos devienen mejoras en los modelos de predicción meteorológica que nos benefician a todos; podemos decir: es caro, no vamos, o no participamos tampoco en el Centro Mundial de Predicción a Medio Plazo... Que investiguen otros pero eso no es así. Toda esa investigación redunda en beneficio de España.

¿Qué nos puede enseñar la Antártida sobre lo que va a ocurrir, parece que inevitablemente, con el cambio climático?

La Antártida es un testigo del cambio climático. Un laboratorio natural en el que medimos lo que pasa sin las interferencias de la acción humana que sí se dan en el resto del planeta.

¿Ha hablado del agujero de ozono?

Sí. Sin duda es un buen ejemplo. El agujero de ozono se descubrió porque se estaba investigando en la Antártida. De no ser así nos hubiéramos enterado cuando el problema hubiera sido enorme y lo hubiéramos descubierto por las quemaduras en la piel. Allí se detectó «el primer estornudo» y gracias a eso hoy estamos camino de resolver el problema.

¿Ocurrirá también con el cambio climático?

Claro. Algunos pueden preguntarse qué significa que un sitio en la Antártida en el que se estaba a 20 grados bajo cero pase a estar a -18 grados. Creerán que quizás no significa mucho, pero expresa un problema y allí, en la Antártida, es donde vamos a detectar mejor lo que puede ocurrir y lo haremos antes de que pase en otros sitios, lo que nos ofrece una ligera ventaja.

Usted fue jefe de la base Juan Carlos I. Supongo que no todos serían meteorólogos...

Claro que no. Allí se hace mucha investigación y en muchas disciplinas. Por ejemplo, se están estudiando mucho los líquenes. Todo el mundo piensa que pueden aportar mucho a la farmacopea; también en ecología, lo que puede representar la introducción o desaparición de algunas especies debido al cambio climático, cuyos efectos, repito, se van a notar antes allí.

Ha sido también predictor en la Antártida y lidiado aquí con lo que llamamos gota fría ¿qué es más difícil?

Allí si das mal tiempo, aciertas siempre (sonríe). Al principio era muy difícil, un problemón, apenas llegaba información a la base, pero luego llegó la banda ancha y modelos muy evolucionados que hacen fácil la predicción. Aquí, es cierto, hay mayor responsabilidad porque se pueden producir muchos daños a bienes y personas. Allí, a no ser hubiera una ventisca de miedo, salíamos casi todos los días: teníamos que revisar aparatos y hacer lecturas y eso no puede esperar.

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