? Desde València se puede viajar en tren a Córdoba más rápido que a Barcelona. La segunda y la tercera ciudad españolas mantienen conexiones tercermundistas. Lo del corredor mediterráneo ya es un problema político porque ya no hablamos sólo de mercancías -las lechugas no votan- sino de personas. Los empresarios quieren establecer comunicaciones normales en un país normal. Obviando la pirotecnia, València y Barcelona no pueden seguir desconectadas a no ser que a alguien le interese eso precisamente por fines espurios. Las patronales lo saben y por eso empresarios valencianos y catalanes protagonizaron en Tarragona la cumbre más multitudinaria que se recuerda. Es paradójico que mientras la sintonía entre líderes crece, la batalla de València se recrudece. Y es que la presión talibán del realismo mágico del tripartito juega a la contra. Como mantiene la tercera ley de Newton, toda acción genera siempre una reacción igual y contraria. Se la están jugando, y con las cosas de comer no se juega.