Vender la casa siempre es traumático. Algo así como desprenderse de una parte de uno. Como si las paredes, aunque sean de quita y pon, llevaran impregnadas las experiencias y emociones de sus ocupantes: unas cuantas derrotas electorales y algunas menos victorias en el caso de los socialistas valencianos. En esas anda la dirección del PSPV, que asfixiada por el lastre de una deuda heredada ha decidido poner la sede a la venta. La medida es un mal trago para dirigentes y militantes, así que ya tiene pensada una medicina: reducir las cuotas.

Los afiliados (cerca de 18.000) pagan ahora cinco euros al mes -la cantidad que marca Ferraz para toda España- más un suplemento extraordinario de otros 2,5 euros que la dirección impuso en 2009, cuando Jorge Alarte pilotaba la nave socialista, y que se ha mantenido hasta ahora para hacer frente a la delicada situación económica del partido.

Esta cuota especial es la que la dirección actual se plantea reducir o incluso eliminar, aseguran fuentes de la formación. Una forma de que la venta de la sede sea más digerible para las bases, que no tendrán que soportar el lastre financiero del partido.

La operación inmobiliaria está en su fase final. El secretariado (el grupo reducido de dirección) del PSPV dio luz verde a la decisión el pasado día 16, siempre, eso sí, que el precio ronde los cinco millones de euros. Con toda probabilidad, la ejecutiva se reunirá esta semana para acometer el último trámite. Con su visto bueno, podrá cerrarse ya la venta en las próximas semanas.

Una empresa especializada se ocupa de las gestiones desde hace meses, si bien el proceso es supervisado por Ferraz. Si nada se tuerce, el edificio de cuatro pisos con garaje propio junto a las torres de Serranos y con vistas al Jardín de Turia se convertirá en un hotel en unos meses.

El partido, por su parte, ya tiene un destino mirado donde reubicarse. La dirección quería algún local próximo a la estación del Norte y a un aparcamiento público y todo parece que confluye en un bajo con una planta en la avenida Barón de Cárcer.

La ejecutiva actual ha tenido que hacer frente a una deuda de algo más de nueve millones de euros heredada de la gestión anterior. Fue en 2011, año de las elecciones autonómicas a las que se presentó Jorge Alarte (sin fortuna), cuando se disparó el agujero financiero. Este superaba los nueve millones de euros en 2012, cuando Ximo Puig accede a la secretaría general, aseguran fuentes del partido. Desde entonces, la deuda se ha conseguido reducir algo (1,2 millones), pero condiciona demasiado la vida del partido, que ve limitada la posibilidad de iniciativas. Son los argumentos que el secretario de organización, Alfred Boix, planteó en la última reunión del secretariado. De ahí, la decisión de vender Blanqueries, un paso que hace menos de un año se daba por imposible.

El recurso a cuotas extraordinarias es una práctica conocida en el PSPV. Se utilizó en 2003, por ejemplo, para afrontar las elecciones autonómicas y municipales de aquel año. Pero eran medidas transitorias con un objetivo concreto. La de 2009 se ha prolongado durante ocho años, de manera que de extraordinaria tiene ya poco.