El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, intentó ayer rebajar la presión del movimiento independentista catalán ofreciendo ante unos 500 empresarios un paquete de inversiones que supera los 4.200 millones y que, entre otros asuntos pendientes, resolverá el problema de Cercanías, la conexión con el Prat, la reforma de la N-240 y la N-II, la mejora de los puertos del Estado y la finalización en 2020 del tramo catalán del corredor mediterráneo.

La «generosidad» de Rajoy, además de mucha incredulidad entre el empresariado y la clase política catalana, abre un nuevo frente de agravios con la Comunitat Valenciana cuando todavía no se han resuelto reivindicaciones históricas e urgentes como la infrafinanciación o la «deuda histórica» en infraestructuras.

Así, en presencia de unos 500 empresarios, Rajoy anunció que el Estado invertirá en Cataluña 4.200 millones hasta el año 2020, la mayor parte en Rodalíes. En paralelo a este ofrecimiento, el presidente del Gobierno pedía el apoyo de los empresarios catalanes para «ganar la batalla de la moderación».

La red de Rodalíes recibirá la mayor parte de la inversión, con 1.882 millones de euros hasta 2020 y otros 2.000 millones más hasta 2025. Rajoy destacó que cada día utilizan este servicio de ferrocarril 400.000 catalanes.

La otra gran apuesta del Gobierno en infraestructuras para Cataluña será, según Rajoy, el corredor mediterráneo. El presidente del Gobierno dijo que es la «gran prioridad de esta legislatura» porque «es una obra vertebradora y modernizadora».

Según explicó, «el corredor mediterráneo es una infraestructura multimodal, viaria y ferroviaria, que conectará los principales nudos logísticos, terminales intermodales y centros de producción del Mediterráneo».

Al respecto, Rajoy recalcó que el Gobierno prevé que «los tres tramos catalanes del Corredor puedan estar terminados en la primavera de 2020», según información oficial suministrada por la Moncloa.

Aeropuertos y carreteras

El presidente también se ha referido al tren lanzadera que unirá el aeropuerto de Barcelona-El Prat con la estación ferroviaria de Sants. Ya ha comenzado la primera fase de este proyecto, que cuenta con una inversión inicial de 285 millones de euros.

Rajoy subrayó que, cuando esta obra concluya, «el aeropuerto de el Prat será uno de los mejor comunicados de Europa».

El Gobierno central también incluye inversiones en los aeropuertos catalanes: 200 millones de euros entre los años 2017-2020, a los que hay que añadir los 40 millones más que Enaire tiene previsto invertir en navegación aérea, pues en Cataluña se gestiona el 30% del tráfico total aéreo español.

El jefe del Ejecutivo ha señalado que las carreteras catalanas recibirán, de aquí y hasta el final de la legislatura, «un impulso inversor» de 850 millones de euros. El presidente enumeró las vías a las que Fomento «dedicará atención preferente», según Moncloa: la Autovía Orbital, la B-40, la N-340, la N-II y la N-240 entre Lleida y les Borges Blanques.

Finalmente, después de subrayar el «papel clave» que tienen los puertos del Estado en «la cadena logística y de comercio exterior de Cataluña», Mariano Rajoy ha asegurado que, en la presente legislatura, la inversión en este ámbito ascenderá a 587 millones de euros.

La «deuda» valenciana

El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, aseguró en línea con lo expresado por Rajoy, que la inversión de 4.200 millones hasta 2020 «no son cifras que puedan sonar bien», sino «un compromiso que el ejecutivo va a cumplir».

Mientras, la Comunitat Valenciana permanece a la espera de que se cumpla el convenio firmado en 2010 por el expresidente Francisco Camps y el Ministerio de Fomento, dirigido entonces por José Blanco. Un plan, se dijo entonces, «a la altura del de Cataluña» y del que nunca más se supo.

Según lo firmado entonces, el Ministerio de Fomento se obligaba a invertir 3.400 millones de euros en diversas obras de infraestructuras de Cercanías, incluidas algunas actuaciones en el denominado Corredor de la Costa. En paralelo, la Generalitat Valenciana invertiría 555 millones de euros para complementar las actuaciones.

La realidad desde entonces es que no ha habido inversiones en infraestructuras o modernización.

El 0,44% de la inversión global

Más aún, según un informe de la Cámara de Contratistas, desde que el Gobierno de Mariano Rajoy relevó en 2011 al de José Luis Rodríguez Zapatero, las inversiones en Cercanías en la Comunitat Valenciana, que incluyen los núcleos de Valencia y Alicante, con 90.000 usuarios diarios, tan solo recibieron el 0,44% del total invertido en España.

Según un reciente estudio de la Generalitat, el deterioro de las líneas y la falta de inversiones hacen que las Cercanías valencianas necesiten a día de hoy un mínimo de 3.606 millones, a los que habría que sumar 75 millones para la modernización del material móvil y el pago de una compensación anual por déficit de explotación estimada en 63 millones de euros. A partir de estos números la Generalitat estaría dispuesta a asumir la gestión de Cercanías. Sin inversión solo sería un «regalo envenenado».

Tal como adelantó Levante-EMV el pasado 20 de marzo, los primeros «sondeos» en el Gobierno por parte de la Generalitat indican que no va a transferir las Cercanías y tampoco se compromete a garantizar la inversión requerida.