Cuando Bonig se hizo con la riendas del PPCV, hace dos años, lo primero que dijo es que quería un «ejército de guerreros y legionarios» para dar la batalla al tripartito. En este tiempo, su tropa ha crecido y este fin de semana la lideresa ha hecho oficial una guardia pretoriana con la que busca un doble objetivo: consolidar su poder orgánico y prepararse para asaltar la Generalitat en 2019.

Bonig contará en el día a día con ocho personas, el comité de dirección encargado de marcar la estrategia. Este núcleo duro, con Eva Ortiz como mano derecha, se acompaña de otras piezas claves que Bonig ha movido estratégicamente. Así, Luis Santamaría, su hombre para el cap i casal, tendrá el control de las listas en un puesto clave del que ha salido el presidente de la Diputación de Alicante, Cesar Sánchez. El abogado del partido, Jorge Carbó estará al frente del comité encargado de aplicar la disciplina.

Aunque la lideresa ha logrado un contundente apoyo de las bases, aún no tiene el control total del partido. El principal reto es la provincia de Valencia. Cuenta para ello con Contelles y con Belén Hoyo (clave también para València ciudad), mientras que en Alicante no tendrá problemas si se mantiene la alianza con José Císcar. Castelló es su tierra y además conserva una buena relación con el barón Javier Moliner.

La renovación en la ejecutiva es el punto final de la ruptura con la vieja guardia. Ni el senador Pedro Agramunt ni el exministro García Margallo estarán ya en un comité que se ha renovado totalmente con nuevas incorporaciones, en su mayoría diputados y diputadas ´peleones´ como Elisa Díaz y Ferrer San Segundo.