El alcalde de València, Joan Ribó, rodeado de los portavoces de los tres partidos que soportan el gobierno de la capital, denunció ayer públicamente «las inversiones discriminatorias con las que Rajoy castiga a los valencianos». Se refería de esta manera a los Presupuestos Generales del Estado, presentados el martes en el Congreso, y anunciaba que sumará sus fuerzas a las de la Generalitat Valenciana y otras administraciones para preparar algún acto de protesta «potente».

De entrada, Ribó cree que estos presupuestos, que considera de «extrema gravedad», son «una trampa consciente» del gobierno central, pues no compara las cuentas de 2017 con las de 2016, sino con los presupuestos ejecutados en 2016, que fueron el 47% de lo previsto inicialmente. Es decir, de los 868 millones programados para la Comunitat Valenciana, se ejecutaron 414.

Son, de hecho, los niveles de ejecución más baja de las grandes comunidades, pues en Madrid fue del 64% y en Cataluña del 70%.

Apartado por apartado, el alcalde aseguró que València sale mal parada en casi todo, particularmente en la financiación del transporte metropolitano, para el que ya cumplen todos los requisitos; la línea T2 del metro; las cercanías de Renfe; el corredor mediterráneo; el soterramiento de vías, el puerto y el aeropuerto o el mundo de la cultura. (Ver cuadro de agravios).

En lo único que la Comunitat no sale tan mal parada es en instituciones penitenciarias, partida que se lleva 32 millones de euros. «No sabemos si será para los nuevos residentes», dijo irónicamente Ribó en referencia a los numerosos cargos del PP que estan acusados de corrupción.

Para el alcalde, «es evidente el menosprecio del Gobierno, la decisión del Gobierno de no invertir en València intencionadamente», porque ni tan siquiera se ha incluido en estos presupuestos una mayor libertad de los municipios para invertir el superávit municipal, que en València ha sido de 41 millones de euros en 2016. Sigue pesando sobre las administraciones locales la obligación de invertir ese dinero en deuda o en inversiones sostenibles, y eso que el PP pidió el voto favorable de los grupos políticos bajo el argumento de que los presupuestos soltarían ese corsé.

Contra el PP y Ciudadanos

Precisamente Ribó dirigió las acusaciones tanto al PP como a Ciudadanos, soporte nacional de estas cuentas y partidos que en las Corts Valencianes y en el ayuntamiento pidieron más inversiones para València.

«¿Dónde está la valencianía?», le preguntó el alcalde a Fernando Giner, portavoz de Ciudadanos en el ayuntamiento, pues «la valencianía se demuestra dando inversiones». «Mucho hablar, mucho hablar, pero a la hora de la verdad se olvidan de todo», lamentó visiblemente indignado.

Y respecto al PP, su creencia es que esta discriminación a quien más perjudica es al partido del Gobierno. «A quien más castigan es a su propio partido, que tiene que soportar la imagen de un PP que desprecia a esta ciudad», dijo.

Ahora pues, desde el Ayuntamiento de València se plantean pasar a la ofensiva y denunciar estos presupuestos, moviendo a sus respectivos grupos en Madrid para preparar las enmiendas y uniéndose a la Generalitat Valenciana en algún acto de protesta «potente» que visualice el enfado y la reivindicación. «Esto no se puede quedar así», asegura Ribó.

La vía de la denuncia no se contempla en ningún caso, ni siquiera por la financiación del transporte metropolitano, que les aportaría 32 millones de euros anuales. Aunque València cumple todos los requisitos, incluida la existencia de una Agencia de la Movilidad, no es una subvención reglada, por lo que no se puede exigir la equiparación legal con Barcelona o Madrid.

Visión «tremendista»

En respuesta a Ribó, el concejal del Grupo Popular en el Ayuntamiento de València Alfonso Novo acusó al alcalde de hacer una interpretación «partidista, tremendista y muy poco reflexiva» de los Presupuestos Generales del Estado. «Su único objetivo -dijo- ha sido criticar al PP y al presidente Mariano Rajoy, y por contra no defender los intereses de València". Es más, ha asegurado que «los presupuestos no están cerrados y todavía habrá oportunidad de enmendarlos».