? A la vicepresidenta Oltra, realmente, ha bajado la virgen a verle. Llamar blavera a Mónica Oltra -como han hecho las fuerzas vivas del «procés»- es lo mejor que podía haberle pasado en su duelo particular y nada inclusivo que mantiene con Bonig, Isabel, de cara a confrontar sus respectivas alternativas para las elecciones autonómicas de 2019. Ahora que la presidenta del PPCV lograba avivar los rescoldos de la Batalla de València por los excesos tripartitos va y Mordor le pone el ojo encima: si Catalunya ha decidido señalarte como blavera, mitigando así tu lado más hirsuto y haciéndote simpática para esos votantes a quienes produce urticaria todo lo que ocurre más allá de la Sénia, date por satisfecha. Los enemigos de mis enemigos son mis amigos, pensarán algunos. Ojo, Isabel, que te comen la tostada.