El coordinador del Grupo Recuperación de la Memoria Histórica, Matías Alonso, enseña a familiares de fusilados por el franquismo una camisa de bala encontrada ayer mismo durante el acto de homenaje en el Paredón de España. «¿A quién habrá matado esta bala?», se preguntan mientras observan a este testigo del horror que desde su silencio gritaba ayer por la memoria de tantos y tantos que todavía están enterrados en fosas comunes y que fueron fusilados con impunidad durante el franquismo.

Ayer, los tradicionales actos de homenaje y reivindicación que se celebran cada 14 de abril en el cementerio de Paterna, el segundo lugar de España donde más fusilados fueron enterrados, se adelantaron unos días porque este año el 14 coincide con el Viernes Santo. Allí, familiares de víctimas, miembros de asociaciones para la memoria y simpatizantes de la causa se reunieron un año más para alzar su voz exigiendo que de una vez todos los enterrados en fosas comunes sean exhumados y reconocidos y que no se olvide la represión y los asesinatos vividos tras la Guerra Civil. Y todo en un marco en el cual el Gobierno de Mariano Rajoy acaba de destinar, una vez más, cero euros para la Ley de Memoria Histórica.

Organizada por la platafomra 14 de abril por la Tercera República de València, en colaboración con el Ateneo Republicano de Paterna, la jornada empezó con una caravana que salió desde València y tuvo paradas en varias localidades hasta llegar al Paredón de España, el lugar donde fueron fusiladas entre 1939 y 1956, al menos, 2.238 personas. Al mismo acudieron representantes políticos como el secretario general provincial del PSOE, José Luis Ábalos, o el alcalde de Paterna, Juan Antonio Sagredo, quien aseguró que bajo su mandato «no se va a mover ni un papel ni una piedra que suponga perjudicar este lugar». Y es que sobre este lugar tan emblemático para la memoria hay proyectada una urbanización por parte del grupo Montessori que, aunque al parecer pretende respetar el paredón, no está aún cien por cien garantizado. Por ello, desde la organización se incitó a todos los presentes a «estar alerta ante cualquier movimiento que no vaya en la direccion de respetar, dignificar y poner en valor este espacio». Es más, se pretende que se declare como «bien de relevancia histórica o de interés cultural».

Pero si hubo ayer unos protagonistas estos fueron los familiares de los enterrados en las fosas 81 y 113 que a partir del próximo día 18 verán como los restos empiezan a ser exhumados e identificados gracias, en gran medida, a la labor incansable de las asociaciones de víctimas y a una dotación de unos 60.000 euros de la Diputación. Una de ellas, Carmen Contreras, decía: «No queremos venganza, sino justicia y devolver la dignidad a personas que, simplemente, lucharon por sus ideales. Mi abuelo no mató, solo perteneció al último ayuntamiento republicano de España, ese fue su gran mal. Las represalias lo que buscaban era eliminar las ideas».