El Ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, apeló ayer a los «condicionantes administrativos» para justificar la penuria del presupuesto de inversiones destinado a la Comunitat Valenciana y emplazó a los valencianos a esperar para 2018 un «incremento sustancial» en las partidas de carreteras y ferrorcarriles.

De momento toca esperar. La razón, según De la Serna, es que «no podemos invertir, por mucho que queramos, en proyectos que no se encuentren «en un avanzado estado de tramitación».

Claro que el ministro pasó de puntillas cuando se aludió a los proyectos ya licitados -y por tanto con vía libre para su ejecución, según su propio argumento- y que llevan años semiparalizados o con inversiones ridículas.

El ministro vino ayer a Valencia para entrevistarse con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, e intentar calmar los ánimos, algo alterados, tras la presentación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Y lo hizo, aunque con resultado incierto.

En una rueda de prensa en la sede de la Delegación del Gobierno, De la Serna repitió varias veces que las consignaciones presupuestarias para 2017 «son suficientes para hacer frente a los compromisos trasladados a la Generalitat Valenciana» mientras Puig hablaba de devolver los presupuestos «a corrales».

«No digo que sean suficientes para la Generalitat», admitió De la Serna, pero sí para «cumplir las inversiones comprometidas», insistió. «Si pudieramos poner 500 millones de euros para el corredor mediterráneo, los pondríamos», pero figuran solo 196 porque es la cifra que «técnicamente es posible» invertir, según el ministro. Toca esperar. Todavía no se han rescindido los contratos para el tramo Vandellós-Castelló que iniciaría el proceso: rescisión, elaboración del proyecto, licitación y, finalmente, ya en «un avanzado estado de tramitación», según la argumentación del ministro, las obras.

Cuando se le recordó que la inversión regionalizada atribuye a cada valenciano sólo 119 euros, 66 menos que la media nacional y a años luz de los 405 euros que recibirá cada ciudadano de Castilla y León, De la Serna apeló a la necesidad de invertir pensando en la «cohesión social», la «vertebración del territorio» y recordó que la cifra de inversión en infraestructuras «oscila» cada año, «cuando acaba o comienza» un gran proyecto. Y así es, desde 2007, cuando acabaron las obras del AVE, la Comunitat Valenciana no ha recibido proyectos que acercaran la inversión a su peso poblacional y económico. Este año será un 6,9% del teórico 11% que le correspondería.

Por su parte, Ximo Puig aseguró que su encuentro con el ministro era una reunión «exploratoria», aunque volverá a reunirse el próximo 27 de abril y mantiene su petición de entrevistarse con el presidente del Gobierno Mariano Rajoy para expresarle su malestar.

Puig dijo que la Generalitat «no comparte» un presupuesto que lleva a la comunitat «a los peores escenarios de los últimos años» e insistió en que no puede mantenerse por más tiempo «el cóctel nefasto de infrafinanciación e infrainversiones».

Para el ministro, la valenciana es la segunda comunidad en recursos gracias a una inyección adicional de liquidez de 2.602 millones.