La planificación educativa diseñada por la Conselleria de Educación para el próximo curso 2017-2018, el conocido como arreglo escolar, aboca a siete centros concertados de la Comunitat a dejar de ofrecer bachillerato subvencionado con fondos públicos. Es la principal consecuencia de una planificación en la que la concertada pierde terreno al quedarse sin 31 del total de las unidades en primero de Bachillerato y que, por otra parte, aumenta en 25 las unidades en Infantil y Primaria, en cinco la FP básica (de 629 a 634) y prevé un millar más de docentes en plantilla.

El ajuste en la concertada (se pasa de 437 unidades de primero y segundo de Bachillerato a las 406 del próximo curso), afectará a 25 colegios de toda la Comunitat Valenciana aunque las consecuencias no serán iguales para todos. Los más perjudicados son los que pierden todas las aulas de primero de Bachillerato que tenían este año, lo que les deja en la disyuntiva de dejar de dar este nivel formativo o mantenerlo de forma privada. En esta situación quedan siete centros: cuatro en València (Domus en Godella, El Vedat de Torrent y Guadalaviar y La Puríssima en la capital); el Mater Dei en Castelló y los colegios Altozano de Alicante y Aitana de Elx. Los alumnos que pasen a segundo sí tienen «garantizada su continuidad» en el centro, según Educación.

La pérdida de estas 31 unidades es consecuencia directa de la aplicación de los nuevos criterios que regulan los conciertos singulares en los niveles educativos no obligatorios y que Educación recogió en un decreto en aplicación de una ley estatal en vigor desde 1985. Según estos criterios, en zonas o distritos donde sea mayor el número de solicitudes de concierto al número de plazas necesarias, los centros «compiten» sobre una serie de parámetros en los que puntúa ser una cooperativa, haber sido una de las antiguas filiales, el porcentaje de atención a población desfavorecida, el porcentaje de población del área atendida o las experiencias innovadoras del centro, entre otros.

«Lo que buscan las familias»

La pérdida de la concertación del bachillerato es un «gran handicap», según reconoció ayer José Manuel Boquet, presidente de la principal patronal de educación concertada Feceval. «Lo atractivo de un colegio concertado es poder ofrecer la educación de niveles preuniversitarios sin tener que salir del centro desde primero hasta bachillerato. Es lo que buscan las familias para no tener que cambiar a sus hijos a mitad y eso se pierde», explicó.

Pese al número de unidades suprimidas y las consecuencias directas para estos siete centros Boquet entendía que el ajuste por la aplicación de los criterios de concertación había sido «suave» y respetando «estrictamente la legalidad». Pese a ello, Boquet recordó que la patronal no está al 100 % de acuerdo con los criterios aplicados por Educación ya que ellos exigían la inclusión de la demanda social, lo que justificaría que en la lista se quedaran varios de los centros ahora excluidos. «La legislación estatal no lo recoge y, como tal, no se ha aplicado aunque queríamos».

«No cumple expectativas»

Más allá de la afección a la concertada, desde el sindicato educativo Stepv hicieron hincapié en que el aumento de 25 unidades en infantil y primaria (València tiene un saldo positivo de 12 aulas, Castelló de 6 y Alicante de 7 entre las suprimidas y las nuevas o habilitadas) «no cumplía expectativas» ya que, pese a que sí se siguen creando más de las que se destruyen, las creaciones de unidades son «testimoniales» y se duplican las supresiones en el segundo ciclo de infantil (-65 frente a las -29 del año pasado) y Primaria (-93 frente a -49).

Además, el sindicato critica que no se hayan consolidado las unidades habilitadas en años anteriores y alerta del cierre de centros en zonas rurales de Castelló (los aularios de Almedíjar, Zorita del Maestrat, la Torre d'En Doménec) y Alicante (el CEIP del Castell de Guadalest, CEIP El Puig de la Vall d'Ebo, CEIP de Villena-La Encina). En València no se cierran centros pero en 6 centros rurales agrupados del interior «se pierden unidades».