La guerra abierta en el seno del PP para la renovación de la presidencia del partido en la provincia de Valencia es un hecho que no tiene marcha atrás, pero aún está por ver cómo de turbia puede llegar a ser la batalla entre los dos aspirantes con posibilidades de hacerse con el control del partido, si como todo apunta, el actual presidente provincial Vicente Betoret y la portavoz del PP de la diputación Mari Carmen Contelles acaban midiendo sus fuerzas en primarias.

Precisamente para evitar o al menos minimizar el impacto de una guerra sucia que azuce el fantasma de pucherazo o, en el peor de los casos, acabe en los tribunales, la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, tenía previsto sentar en breve a Betoret y Contelles para que llegaran a un acuerdo sobre la composición del Comité Organizador del Congreso (COC), un órgano que en otras circunstancias sería de puro trámite, pero que en estos momentos se ha convertido en el principal punto de fricción entre los dos aspirantes.

Betoret, sin embargo, confía más en la mediación de la dirección nacional que en Bonig y, según desveló ayer la agencia Europa Press, ha enviado una carta al departamento de organizació de Génova en la que pide su intermediación para nombrar el comité organizador. Un gesto que en la dirección regional se interpretó como una evidencia de que Betoret no está dispuesto a sentarse a negociar.

En principio, sólo si Bonig no conseguía el acuerdo, Génova estaba dispuesta a tomar cartas en el asunto con el envío de un emisario que hiciera de arbitro en las que podrían ser las primarias más tensas y reñidas que se recuerdan en la historia del PPCV. En esto podría consistir, según diversas fuentes, la intervención anunciada por el número tres de la organización Fernando Martínez Maillo. Pero, de momento, la dirección nacional, tras no lograr frenar la candidatura de Contelles, parece dispuesta a dar a Bonig un voto de confianza para que alcance un consenso de mínimos que permita desbloquear el proceso.

La composición del COC fue el detonante el pasado miércoles de una junta directiva provincial que acabó como el rosario de la aurora y sin acuerdo. Betoret llevó una propuesta que situaba a una persona de su máxima confianza (el diputado Juan Vicente Pérez) al frente del órgano al que le corresponde marcar las reglas del juego del proceso congresual y velar por la limpieza del proceso. Contelles y los suyos se negaron en redondo e intentaron que la junta votará su propuesta alternativa. La propuesta de Betoret salió derrotada y la de Contelles no llegó a votarse.

Ante la presión de la dirección nacional, que sigue insistiendo en que debe haber una candidatura única, Bonig reunió el jueves a los dos aspirantes para rebajar la tensión. Pidió a cada uno de ellos una lista con cinco nombres para integrar el comité, aunque la presidencia sería propuesta por ella misma con el aval de Génova. Bonig pretendía convocar hoy mismo a Betoret y Contelles para lograr el pacto y poder convocar de nuevo la junta provincial. El objetivo es evitar a toda costa repetir el bochorno de la última cita. Precisamente, a este argumento (evitar la mala imagen de un PP dividido) se agarra Betoret para pedir que sea Génova quien arbitre el proceso.

Según admiten fuentes de la dirección regional, encontrar una persona que ambas partes consideren neutral no es fácil. Según ha sabido este diario, el propio Maillo exploró ya la vía del consenso en el encuentro que mantuvo el miércoles por la mañana en Génova con los contrincantes y la secretaria general del PPCV, Eva Ortiz. Según ha sabido este diario, aunque el objetivo de Maillo era lograr que Contelles se retirara, puso encima de la mesa algunos nombres como posibles árbitros.

Así, entre otros, citó a la exconsellera Maria José Català. La opción de Català sería vista con buenos ojos por la dirección provincial, no tanto por la regional. De hecho, Betoret llegó a tantearla para el cargo, aunque la diputada prefiere mantenerse neutral. Català sigue en la ejecutiva de Bonig, pero no forma parte de su núcleo duro. Su figura sigue despertando recelos en quienes la ven con aspiraciones. Junto a su nombre, hay otros que tendrían el aval de Génova y que difícilmente las partes podrían poner reparos. Es el caso de los diputados nacionales Elena Bastidas y Antonio Clemente. La primera está en el círculo de confianza de Bonig, pero guarda una buena relación con Betoret. Al exsecretario general del PPCV se le considera hombre de consenso.

Ante la previsión de un congreso a cara de perro y plagado de recursos y acusaciones cruzadas, Bonig precisa también que los eligidos, además de experiencia política, tengan formación jurídica. Ante todo se quiere evitar que el proceso acabe en los juzgados. El precedente, además, está muy cercano. En la primarias de Bonig, el aspirante sin opciones, José Luis Bayo, bombardeó el COC con recursos de todo tipo (petición de censos, documentos, etc) y estuvo apunto de lograr que un juez suspendiera la votación.