Días difíciles para el senador valenciano del PP Pedro Agramunt, presidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. Días casi de película de espías de la guerra fría, con asalto a su habitación de hotel incluida, según denunció ayer.

En el origen de todo, el viaje que realizó a Siria los días 20 y 21 de marzo, con foto con Bachar Al Asad incluida. Después del ataque con gas atribuido al régimen sirio, la visita ha generado una ola de protestas en la Asamblea del Consejo de Europa con el objetivo de forzar la dimisión de Agramunt.

Pero el veterano expresidente del PP valenciano se resiste, a pesar de que ayer fue sometido en Estrasburgo a un interrogatorio sobre el viaje, una situación inédita en el organismo dedicado a la promoción de los derechos humanos. Él ha pedido disculpas («ha sido un error después de haber visto las consecuencias», dijo el lunes en la Cámara), pero insiste en que sus intenciones eran buenas, que no fue a aplaudir a Al- Asad, sino a pedirle que acabe con el conflicto y la catástrofe humanitaria que ha generado, asegura su equipo.

Las explicaciones han servido de poco y un grupo de países insiste en pedir la cabeza de Agramunt. Este dijo ayer que el viernes hará un anuncio sobre su situación. Antes está prevista una visita de los reyes de España al Consejo de Europa. De ahí, la dilación. En todo caso, el político no tiene previsto dimitir, ya que cuenta con el respaldo del Gobierno español, aseguran en su entorno.

Agramunt sostiene que fue a Alepo y Damasco no como presidente de la Asamblea del Parlamento del Consejo de Europa, sino como senador español y que informó al ministro de Exteriores, Alfonso Dastis. No obstante, según fuentes del ministerio citadas ayer por la Ser, Agramunt comunicó su viaje a través de terceras personas, no directamente, y el gabinete de Dastis le desaconsejó la visita.

Esta tuvo después una importante resonancia en medios rusos, ya que además de Agramunt y los parlamentarios Jordi Xuclà y Alain Destexhe, participó también el presidente de la Duma rusa, Viacheslav Volodin, con quien se reunió de forma oficial unos días más tarde en Rusia. El senador se lamentaba ayer en declaraciones recogidas por Efe de que los diputados y medios de comunicación de aquel país «manipularon la visita» a Siria «despreciando» su posición, «que conocían». Por eso, las disculpas ahora del político.

No obstante, el valenciano apunta a su posición de diálogo con respecto a Rusia como motivo de las críticas ahora de distintos miembros de la Asamblea del Consejo de Europa. Rusia decidió abandonar la organización y, según esta versión, algunos países no le perdonarían que converse con los representantes oficiales rusos. Agramunt y su equipo explican esta posición por una búsqueda de la concordia y el diálogo con todas las partes. «Algunos quieren echar a Rusia de Europa, y yo no estoy de acuerdo», dijo.

Los países bálticos, como Estonia y Letonia, así como otros del norte de Europa (Polonia, Noruega, Finlandia, Suecia y otros) serían los que liderarían la «campaña» contra el senador, que en enero fue reelegido como presidente de la Asamblea del Consejo de Europa.

Agramunt insiste en mantener una agenda propia y esto también molestaría a algunas de las grandes organizaciones internacionales de derechos humanos. Es, al menos, uno de los argumentos que señalan fuentes consultadas para explicar la situación en la que se encuentra estos días el político amigo de Rita Barberá.

Asalto a su habitación

El parlamentario denunció ayer incluso ante la Policía de Estrasburgo y el servicio de seguridad de la Asamblea del Consejo de Europa que alguien entró en la habitación de su hotel (está en la ciudad desde el sábado) y hurgó en sus propiedades sin llevarse ni un euro de los que guardaba en una mochila.

La sospecha de Agramunt y su equipo es que hayan intentado manipular algún dispositivo electrónico que utiliza el presidente de la organización europea.

A la espera de lo que el senador pueda decir el viernes, la Asamblea tiene en estudio crea una comisión sobre posibles casos de corrupción. Surge después de que se relacionara a Agramunt con la llamada «diplomacia del caviar».