La Comunitat Valenciana es la primera autonomía en España que financiará los dispositivos de medición continua de glucosa a pacientes con diabetes mellitus tipo 1 portadores de bomba de insulina, alrededor de 350 personas, el 20 % de los cuales son niños.

Así lo ha asegurado la consellera de Sanidad, Carmen Montón, quien hoy se ha reunido con miembros del Comité del Plan de Diabetes de la Comunitat Valenciana, sociedades científicas y asociaciones de pacientes para informarles sobre los avances y las mejoras en la asistencia integral al paciente diabético.

Estos dispositivos, que a partir de junio ya podrán prescribir los facultativos, están fuera de las prestaciones que financia el Sistema Nacional de Salud, salvo en situaciones excepcionales, según ha señalado la consellera, quien ha explicado que la estimación del coste es de 4.000 euros por paciente al año.

Carmen Montón ha subrayado que la valenciana es la única comunidad autónoma "que se va a hacer cargo de esta prestación para los pacientes" y ha recordado que era una demanda solicitada por los usuarios y sociedades científicas.

"La importancia no es tanto por el cuantitativo, por el número de pacientes, sino por el cualitativo. Tenemos la imagen de esos niños que no están bien controlados porque la técnica no lo permite y a esos padres que están a pie de cama y pasando las noches sufriendo para que sus hijos no tengan una hipoglucemia", ha explicado.

Según la titular de Sanidad, "priorizamos en la calidad de vida de los pacientes, en un mejor control y en una mejor seguridad y ampliamos los derechos sanitarios".

En concreto, los beneficiarios de esta medida serán los pacientes con diabetes mellitus tipo I que, a pesar de ser portadores de bombas de insulina, tienen un mal control metabólico o glucémico, así como los pacientes con hipoglucemias graves de repetición o con hipoglucemias inadvertidas, y las mujeres gestantes que requieran una mejor planificación y control de la glucosa.

Esta tecnología ha demostrado un beneficio superior a los controles de glucemia capilar (tiras), tanto un mejor control del nivel de la glucosa en sangre (HbA1c), como de la frecuencia de las hipoglucemias y también de su gravedad.

De este modo, esta mejoría en el control de la enfermedad repercute de forma muy beneficiosa en la calidad de vida y la seguridad del paciente.

Los dispositivos para este fin permiten la monitorización continua en tiempo real a través de un sensor que se inserta en la piel mediante una punción sencilla.

En el interior de la piel permanece un pequeño filamento indoloro, que sirve para medir la glucosa cada cinco minutos durante aproximadamente una semana y transmite el resultado, bien a un receptor para tal fin, bien a la bomba de insulina e incluso a un teléfono móvil.

Las mediciones se realizan en lo que se conoce como líquido intersticial, es decir, el líquido que rodea las células que se encuentran debajo de la piel y mediante una conversión matemática permite conocer la concentración de glucosa en la sangre.

La información que se genera permite realizar mejores ajustes del tratamiento en las personas con un control insuficiente o una inestabilidad de las glucemias.

Una de las principales ventajas de la comunicación entre el sensor y la bomba es la detección de las hipoglucemias y la parada automática de la infusión insulina en estas situaciones, de tal modo que se reactiva la administración de insulina cuando se ha corregido la hipoglucemia.

Esto es especialmente útil y beneficioso para los pacientes con frecuentes hipoglucemias y en aquellos que no reconocen las hipoglucemias por las consecuencias que conllevan.