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El próximo almacén «roza» los límites de Doñana

Las protestas ecologistas no han logrado paralizar el proyecto de Gas Natural para extraer gas en el parque

Enagas, gestora por decisión del Gobierno de la «hibernación» de «Castor» provocada por la aparición de terremotos vinculados a la inyección de gas, explota en España los almacenamientos subterráneos de Yela (Guadalajara), Serrablo (Huesca) y «Gaviota» (Bizkaia). Se trata de antiguos pozos de petróleo o gas actualmente en desuso reconvertidos en almacenes subterráneos.

Entre otros argumentos, Enagas sostiene que los almacenamientos de gas natural son «infraestructuras clave» para los sistemas energéticos. «En el mundo existen 686 en funcionamiento, incluido uno bajo el casco urbano de Berlín».

El otro actor en este entramado de empresas es Gas Natural-Unión Fenosa, titular del proyecto para habilitar un almacén de gas subterráneo en la desembocadura del Guadalquivir.

La empresa, que se ha quedado prácticamente sola en el mercado español tras el fracaso de «Castor» para competir con Enagas, sostiene que se trata de instalaciones seguras y recuerda que lleva 30 años extrayendo gas natural en la zona sin que se hayan producido incidencias.

El proyecto «Marismas», que cuenta con cuatro subproyectos, se desarrollará a escasos metros del Parque Nacional de Doñana. Según sus promotores, contará con dos fases: «En la primera, la compañía extraerá las reservas adicionales de gas natural que aún permanecen en los yacimientos, situados a 1.000 metros de profundidad. En la segunda fase, una vez extraído el gas, el yacimiento será empleado como almacén de gas».

Ecologistas en Acción y otros colectivos de defensa de la naturaleza aseguran que el almacén representa un peligro real para la supervivencia del emblemático parque nacional y han recabado el apoyo de la Unesco para paralizar el proyecto.

Ecologistas en Acción solicita que se cancelen los permisos -la empresa ya ha comenzado las obras y opera como almacén un antiguo pozo - en tanto no se realice una evaluación de impacto ambiental «más rigurosa que incluya estudios sísmicos, estudios hidrogeológicos y se consideren los impactos acumulados de los cuatro proyectos en que ha sido artificialmente troceada la instalación», sostienen.

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