El expresidente Camps, proscrito desde hace seis años por su partido y aferrado al único privilegio público que le queda intacto, el despacho y nómina en el Jurídic Consultiu, sigue sin reconocer error alguno en su gestión.

Sin la más mínima concesión a la autocrítica, con el escudo de sus tres mayorías absolutas consecutivas, como quien se siente absuelto por la ciudadanía, y con la fijación aún instalada sobre el expresidente Zapatero al estilo de sus años dorados, Camps redujo a «conversaciones de taberna» las grabaciones de Taula, en las que Marcos Benavent, el yonki del dinero, asegura que el exjefe del Consell estaba al tanto del cobro de comisiones en la firma.

«Veo que usted no ha cambiado», le dijo la socialista Ana Barceló durante su comparecencia en la comisión que investiga los sobrecostes en la empresa pública Ciegsa, la que construye colegios, y a la que Camps acudió ayer para asegurar que todo lo que se hizo está fiscalizado.

Admitió la guerra interna en su partido entre campsistas y zaplanistas, pero remarcó que eso es inherente a todos los partidos y que nunca afectó a la ciudadanía. El expresidente mantiene que es técnicamente imposible que con dos mil millones de euros invertidos en 400 colegios, Ciegsa acumulara mil en sobrecostes, pese a que así lo atestigua un informe de la Intervención y dijo que con él la educación valenciana alcanzó el más alto nivel de inversión en España y Europa.

El expresidente se revolvió cuando una diputada de Ciudadanos le dijo que su gestión avergonzó a los valencianos y desde ese momento pasó al ataque. Acusó a la izquierda de ser incapaz de gobernar, de haber llevado a la Generalitat al máximo de endeudamiento pese al dinero que inyecta en la tesorería el Gobierno de Rajoy y a Ciudadanos de poco riguroso por plantearle preguntas a golpe de titulares.

Acusó a la diputada de Podemos Sandra Mínguez, que fue profesora de instituto y vivió en sus carnes las deficiencias y los sobrecostes, de hacer dejación de su responsabilidad por no haberlo denunciado. Mínguez replicó que los desperfectos los sufrió como docente y el dispendio en el colegio lo conoció después como diputada en las Corts.

Política y homenaje a Barberá

A la salida respondió que no tiene intención de volver a la política activa ni de optar a la alcaldía de València para recuperarla en homenaje a Rita Barberá.

Entonces se presentó como un humilde afiliado del PP y aseguró que el PP volverá a gobernar porque ahora hay «la nada» y evitó, al contrario que Rus hace unos días, hablar de la situación del PP.