Que el Senado no sirve para nada ya no es solo una corriente de opinión cada vez más extendida entre la ciudadanía y buena parte de la clase política. Lo corrobora también Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, uno de los siete padres de la Constitución de 1978, que ayer participó en un debate sobre la reforma de la Carta Magna en el Centre Cultural La Nau de la Universitat de València.

Herrero, que es consejero permanente de Estado a propuesta del PSOE, pese a que fue portavoz de UCD y tuvo cargos en Alianza Popular y el PP hasta 2004, aseguró durante su intervención que la Cámara Alta no se eliminará pese a su inutilidad porque es un retiro para políticos y por eso los partidos impedirán que desaparezca.

Miñón rechazó la posibilidad de abordar ahora una reforma constitucional, aunque asegura que el gran problema actual del España, el encaje de Cataluña, solo se resolverá cuando se le reconozca en la Carta Magna una identidad diferente que impida que se llegue al separatismo. Aseguró que no es conveniente ni sencillo reformar la Constitución pese a la cuestión catalana y advirtió que abrir ese melón es «meterse en un abismo».

Tampoco consideró que sea urgente porque la cuestión sucesoria está más o menos encauzada con la Princesa de Asturias, aunque la Constitución señale la preemenencia del varón sobre la mujer en la jefatura del Estado. En el debate dio la réplica a Herrero de Miñón el catedrático de Derecho y doctor Honoris Causa por la Universitat de València Santiago Muñoz Machado, Premio Nacional de Literatura, entre otros galardones. Muñoz sí es partidario de reformar la Constitución porque es suficientemente vieja tras 40 años y es necesario actualizar el título octavo por la cuestión catalana. También considera necesario reformar el Tribunal Constitucional y eliminar el recurso de amparo. El de ayer era el primer debate de la cátedra Cañada Blanch de pensamiento contemporáneo.