La declaración y confesión del exjefe de Explotaciones de la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales (Epsar) Ignacio Bernácer puede allanar y mucho el camino de las acusaciones del caso Emarsa. A cambio de reducir su pena de prisión -y de un trato menos incisivo sobre su mujer que ha salido airosa de un juicio por alzamiento de bienes- Bernácer se autoinculpó y ha puesto a los pies de los caballos a dos de los principales acusados, Enrique Crespo y José Juan Morenilla.

En el momento en que declaraba que había recibido 400.000 euros en «gratificaciones», el exnúmero dos de la Epsar mostró arrepentimiento y con la voz quebrada dijo: «Me equivoqué; tenía que haberlo pensado y haber dicho que no». Una frase que define una época de corrupción en la Comunitat Valenciana. La única pregunta de su abogado defensor fue para que ratificara que ha devuelto los 400.000 euros.

Por su parte, Bernácer ratificó que el incremento de fondos de la Epsar hacia Emarsa tuvo el visto bueno del exconseller José Ramón García Antón, ya fallecido.