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Innovación en las aulas

"No somos chivatos, somos valientes"

La tutoría entre iguales y las redes de apoyo del IES La Sènia de Paiporta mejoran la integración del alumnado y minimizan el acoso

«No puedo cambiar el mundo, pero sí el mundo de alguien». Esta es la filosofía que late en el corazón del proyecto «Pigmalión» de tutoría entre iguales para el éxito académico y personal que desarrolla desde hace cinco cursos el Instituto público de Educación Secundaria (IES) La Sènia de Paiporta.

Este programa de acompañamiento emocional, en el que un alumno mayor da apoyo a otro más pequeño bajo la coordinación del profesorado, ha conseguido reducir al mínimo los casos de acoso escolar a través de la prevención y al mismo tiempo mejorar la integración del alumnado. La Conselleria de Educación, desde hace dos cursos, respalda este trabajo a través de sus ayudas a la innovación educativa.

El instituto ha formado 84 parejas en las que un estudiante de los últimos cursos de ESO o de Bachillerato de forma voluntaria hace de tutor de un alumno de primero. «Los programas de tutorización entre iguales están avalados por más de 30 años de investigación educativa que prueban lo beneficiosos que son para los pequeños, pero sobre todo para los mayores, y mejoran la convivencia y el clima del centro, desarrolla la inteligencia emocional y promueven muchos aprendizajes», explica la orientadora del IES y coordinadora del programa, Pilar Pérez Esteve.

Otra de las claves del éxito del «Pigmalión» es la voluntariedad, pues los 168 alumnos que participan, tanto como tutores o tutorizados, como los 21 profesores del claustro implicados directamente en la experiencia son voluntarios. «El tutor te ayuda a integrarte y a no sentirte solo, a mí me ayudó mucho cuando iba a primero, por lo que ahora tengo la necesidad de ayudar a alguien y devolverle lo que he recibido», responde Alejandra, alumna de 4º de ESO cuándo se le pregunta por qué se ha hecho tutora de Azahara, que va a primero.

El director del instituto, Vicent Tatay, destaca que «la tutela del alumno mayor da tranquilidad a los padres, que tienen la sensación que sus hijos se incorporan muy jóvenes al instituto, además permite hacer mucha labor de prevención en la aparición de conflictos».

«Nosotros no somos chivatos, somos valientes», cuenta Pérez Esteve que le dicen sus alumnos tutores. «Ellos van mirando en el patio que alumno no tiene amigos, quién va solo, quién se dedica a meterse con los compañeros, hablan con sus tutorizados, ven cómo se sienten... y eso hace que podamos actuar antes si detectamos algún problema», subraya.

Escucha activa

Este trabajo de escucha activa es clave para la orientadora «porque la mayoría de los alumnos no interpretan como agresiones lo que no es violencia física y obvian que las pequeñas humillaciones diarias también hacen mucho daño». «El límite entre lo que es violencia o no está dentro de cada niño, en aquella palabra o gesto que le pone un nudo en la garganta», incide.

Relata que cuando los «pigmaliones», tutores y profesores, detectan que alguno de los alumnos pequeños atraviesa un mal momento le montan «una red secreta de apoyo en la que también participan compañeros de su clase, que sin que el lo sepa tratan de ayudarle quedando con el dentro y fuera del instituto» hasta que hace amigos.

Al menos una vez a la semana el alumno mentor se reúne a la hora del patio con su tutor en el aula más grande para conversar con el con tranquilidad, compartir juegos de mesa e incluso ayudarle a organizarse la agenda de deberes, exámenes y trabajos. Los alumnos tutores y sus profesores quedan una vez al mes a comer de bocadillo en el IES para realizar actividades formativas por la tarde que incluyen entrenamiento en inteligencia emocional y también en lenguaje positivo.

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