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Balance

Tres presidentes: Zaplana lo creó, Camps lo engordó y Fabra no lo pudo cerrar

La empresa del Consell encargada de gestionar las grandes iniciativas de ocio fue una de las acciones estratégicas del primer mandato del PP - La etapa de Francisco Camps disparó gastos y pérdidas - Proyectos Temáticos estuvo en trámite de liquidación

Tres presidentes: Zaplana lo creó, Camps lo engordó y Fabra no lo pudo cerrar

La gestión de Proyectos Temáticos, durante los veinte años del PP al frente en la Generalitat, tuvo tres responsables políticos con papeles muy claros y definidos. Eduardo Zaplana, el primer presidente del PP tras su victoria en las elecciones autonómicas, fue el encargado de sentar las bases del impulso a las infraestructuras de ocio y a los grandes eventos con la creación de la empresa a la que encomendó controlar la participación de la Generalitat en ese tipo de proyectos. Una fórmula para poder aumentar el gasto y buscar vías alternativas para conseguir financiación. En 1996 impulsó la constitución de la Sociedad Parque Temático de Alicante -luego refundada como Proyectos Temáticos de la Comunidad Valenciana, nombre con el que ha llegado hasta ahora- con la intención de poder canalizar la construcción del complejo de Terra Mítica.

Zaplana puso la primera piedra. Era sólo el principio. Cuando Francisco Camps llegó al Palau de la Generalitat después de las elecciones autonómicas de 2003, elevó hasta el infinito los gastos y también las pérdidas. Mantuvo las grandes infraestructuras diseñadas e iniciadas durante la etapa de Zaplana como Terra Mítica o la Ciudad de la Luz, aceleró otras que habían quedado en maqueta o plano como el aeropuerto de Castellón, repartió promesas de inversiones que luego fueron fallidas en algún caso para ganar terreno en la batalla con los zaplanistas de Joaquín Ripoll por el control del PP y, sobre todo, puso encima de la mesa una nueva línea de actuación: el impulso de eventos deportivos como la Fórmula 1. Finalmente, con Alberto Fabra acuciado por el impacto de la crisis económica, culminaron procesos de venta como el de Terra Mítica, se cortó el grifo del patrocinio de eventos, se evidenciaron las limitaciones de negocio de iniciativas que habían costado cientos de millones y se intentó liquidar, sin llegar a culminar ese proceso, Proyectos Temáticos. Una operación que diseñó el entonces conseller de Hacienda y hoy delegado del Gobierno en la Comunidad, Juan Carlos Moragues.

Al margen de los detalles de una labor que, en su globalidad, ha resultado ruinosa para las arcas autonómicas con gastos, como ya ha publicado este periódico, por más de 1.200 millones y un «agujero» que se acerca a los 700, lo cierto es que durante los tres mandatos juntos se acumularon pérdidas de explotación -el indicador que mide el equilibrio anual de las cuentas de la entidad pública con la diferencia entre ingresos y gastos- por valor de más de más de 400 millones, unos 65.000 millones de las antiguas pesetas, de acuerdo con los balances actualizados hasta 2015, último ejercicio auditado. Zaplana impulsó la política de grandes eventos. Fue el «arquitecto» de algunas de las decisiones que marcaron con posterioridad la gestión del PP. Constituyó la primera versión de Proyectos Temáticos como también fue responsable de crear Ciegsa, la empresa encargada de la construcción de colegios que acumularía, con posterioridad y especialmente durante la etapa de Camps, sobrecostes millonarios en las obras por cerca 1.200 millones. O también autorizó la modificación legal que facilitó a Ràdio Televisió Valenciana la posibilidad de endeudarse con operaciones de tesorería, lo que acabó en 2013 con una deuda superior a 1.150 millones y con su cierre en 2013 durante el mandato de Alberto Fabra.

Sin contar con el paréntesis de nueve meses de José Luis Olivas que sirvió a la vez como epílogo del mandato de Zaplana y de antesala a la llegada de Camps, durante esos primeros ocho años de gestión del PP, la mercantil acumuló unas pérdidas de explotación de 66 millones, de acuerdo a los balances oficiales de la entidad. La mayoría de toda esa cantidad -unos 52 millones- se generó entre los años 2001, 2002 y 2003. ¿Por qué? Fueron los primeros años de funcionamiento de Terra Mítica -el parque de Benidorm fue inaugurado en 2000- y la mercantil pública tuvo que abordar, en esos ejercicios, su parte en las pérdidas del complejo, en el que también participaban cajas de ahorro o los empresarios de Benidorm. En esos primeros años se realizaron, a su vez, grandes aportaciones económicas para la construcción de Terra Mítica pero también para poner en marcha la Ciudad de la Luz, con un proceso de expropiación aún sin resolver en los tribunales que se inició en 1999 e inversiones, asumidas casi en exclusiva por la administración por la falta de socios, superior a los 400 millones de euros.

Peor con la crisis

Fue Francisco Camps, sin embargo, el encargado de engordar hasta el infinito el pasivo de Proyectos Temáticos. Durante su mandato en el Palau de la Generalitat, el balance de ingresos y gastos se desequilibró con «números rojos» por valor de casi 250 millones, conforme figura en las cuentas. La mayor parte de las pérdidas y, por tanto, de los excesos de gasto se generaron -más de doscientos millones del total- en la segunda mitad de la etapa de Camps: en el periodo que va entre los años 2007 y 2011. Es decir que el balance negativo creció mucho más durante los años en los que la crisis económica golpeó con más virulencia a la Generalitat con una caída brutal de los ingresos. Una cuarta parte de las pérdidas que se registraron como consecuencia de la labor de Camps al frente del Consell -unos 70 millones- se originaron con la decisión de traerse a València la Fórmula 1, según figura en las cuentas. Los planes especiales de Benidorm -en el que estaba inserto Terra Mítica- y también la Ciudad de la Luz arrojaron balances negativos todos los años durante casi dos décadas. De forma global, a lo largo del mandato de Camps, todos los patrocinios de grandes eventos deportivos se saldaron con pérdidas. No se salvó ni uno.

Cuando Alberto Fabra asumió la presidencia del Consell en julio de 2011 tras la dimisión de Camps, la situación era tan complicada que una de las alternativas fue la liquidación de una corporación que, en esa última legislatura del PP con Fabra, sumó pérdidas de gestión por otros 87 millones.

El procedimiento de disolución de Proyectos Temáticos llegó a arrancar a principios de 2014 cuando el máximo órgano directivo de la sociedad, en cumplimiento de una disposición incluída en la Ley de Acompañamiento, acordó la contratación de una asesoría jurídica externa para timonear la liquidación. A diferencia de otros procesos de cierre que se complicaron por el volumen de las plantillas como, por ejemplo, el de Canal 9, el trámite para clausurar Proyectos Temáticos no presentaba obstáculos con el personal pero sí a la hora de los procedimiento de traspaso de competencias, de asumir una deuda que en ese momento llegaba a 650 millones y de la negociación para buscar una salida a proyectos que estaban bajo la tutela de la mercantil como el auditorio de Torrevieja, el inacabado centro cultural de Benidorm y, por supuesto, la Ciudad de la Luz.

El procedimiento se alargó, Proyectos Temáticos continuó operativa y se produjo el cambio de gobierno en el Palau de la Generalitat. Tanto el jefe del Consell, Ximo Puig, como el conseller Vicent Soler, después de evaluar todas las salidas, se mostraron finalmente favorables a la continuidad de la mercantil con dos objetivos claros. El primero pasa por «limpiar» los balances para saber, con certeza, los activos que tiene la sociedad. Y el segundo por tratar de rentabilizar y generar actividad en inversiones millonarias que han costado mucho dinero a las arcas públicas - Ciudad de la Luz, aeropuerto de Castellón, auditorio de Torrevieja, centro cultural de Benidorm...- pero que, sin embargo, apenas generan ningún movimiento y que se acabaron convirtiendo en «proyectos fantasma».

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