«El PSOE es como el junco. Se dobla, se dobla y se dobla en los grandes temporales, pero nunca se parte y vuelve a estar erguido». La comparación es del secretario de organización de los socialistas andaluces y mano derecha de Susana Díaz, Juan Cornejo. A partir de hoy se verá si tenía razón o si esta vez ha llegado un huracán que ha arrancado de cuajo los juncos.

El tornado que pasó ayer por las agrupaciones socialistas supone una sacudida de primera magnitud en la sede del PSPV en la calle Blanqueries de València, donde más de un centenar de militantes se congregó anoche para celebrar la victoria de Pedro Sánchez.

Entre ellos, algunos de sus principales valedores, como los diputados provinciales Pepe Ruiz y Ramón Marí, y el alcalde de Burjassot, Rafa García. En Madrid, al lado de Sánchez aparecían el secretario provincial de València, José Luis Ábalos, el vencedor valenciano de este proceso, y Andrés Perelló.

En las plantas altas se recogía la cúpula de país, que ha respaldado a Díaz casi íntegramente. Asimilaba el trago en ausencia del secretario general y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que no pasó anoche por la sede. Por si tenían dudas de lo sucedido, los vencedores incluso acompañaron su algarabía con traca.

Puig se manifestó a través de Twitter: «Hoy los militantes del PSPV han dado una lección de democracia. Felicidades a Pedro Sánchez. Ahora, a continuar trabajando por los valencianos». Envió también un wasap de felicitación al triunfador.

El territorio del PSPV se confirmó ayer como uno de los principales feudos del exlíder, que logró más del doble de votos que Díaz: 9.552 (63 %) por 4.274 (28,2 %) con el 97 % escrutado. El tercero en discordia, Patxi López, se quedó en 1.318 (8,7 %).

La victoria es especialmente dura para el equipo de apoyo a Díaz (incluido el aparato de Blanqueries) que, pese a volcarse los últimos días, ha visto cómo la presidenta de Andalucía obtenía menos votos que avales. De estos anunció que presentaba 5.313. Sin embargo, en el camino hasta ayer ha perdido mil votos. Significa que ha habido militantes que le firmaron el aval (con nombre y apellidos), pero a la hora de la votación (secreta) no le han dado su papeleta.

A la inversa ha sucedido con Sánchez. Registró 8.105 firmas el día 4, mientras que ayer sumó casi 1.500 sufragios más. Significa más del 63 % de los votos de las bases valencianas. Solo Navarra, Galicia, Cantabria, Baleares y Cataluña han ofrecido un porcentaje superior de apoyo al exlíder.

El resultado coloca en una situación complicada a Puig y la cúpula del PSPV. El equipo de Sánchez ha reiterado que estas primarias no tienen nada que ver con el congreso del PSPV (a celebrar en julio) y que la figura de Puig no está cuestionada, pero la que se avecina es una cohabitación con un secretario general con el que mantiene profundas diferencias y en cuya caída participó en septiembre pasado al dimitir de la ejecutiva junto con otros quince miembros. No es un horizonte sencillo de conducir.

Uno de los lemas de la campaña de Sánchez ha sido además el de «un nuevo PSOE», con fórmulas de más participación de la militancia. Puede ser el argumento para cambios en la federación valenciana.

Muchas miradas se posan ahora sobre Ábalos, el jefe de campaña de Sánchez, quien ha estado a su lado sin dudar antes y después de la caída. No obstante, el secretario general en la provincia de València y diputado en el Congreso afirmaba el pasado sábado en Levante-EMV Levante-EMV que aspira a mantenerse en la política nacional.

No obstante, en la dirección socialista valenciana no se descarta que se recupere ahora la operación que ya deslizó en el pasado el propio secretario de la provincia de Alicante, David Cerdán: separar la presidencia de la Generalitat, en manos de Puig, de la secretaría general del PSPV. Ahí sí que el sanchismo podría lanzar una alternativa de cara al congreso de julio.

En todo caso, y aunque todos dejen la institución al margen, la imagen de debilidad en la que queda Blanqueries puede también tener sus efectos sobre el Consell compartido con Compromís.

Han sido los propios cargos partidarios de Díaz los que vincularon en las últimas horas una victoria de esta a Puig. Votarla era «fortalecer» al jefe del Consell escribía el alcalde de Elx. «Quiero una secretaria general que apoye a nuestro presidente», apuntaba en Twitter Inmaculada Rodríguez-Piñero. O Miquel Soler: «Cada voto a Díaz es un refuerzo» a Puig. Y en la misma línea se pronunciaron Gabriel Echávarri, Rubén Alfaro o Jorge Rodríguez. Siguiendo el sofisma, la derrota de la candidata debilita a Puig. El tiempo dictará veredicto. De momento, la militancia ha hablado.