La memoria anual del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana de 2016, hecha pública ayer, ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad de crear nuevos órganos judiciales ante la masiva cantidad de casos que debe asumir un mismo juzgado.

«Ha llegado la hora de la verdad para la Administración de Justicia en esta Comunidad, para que la oficina judicial dé el salto de calidad que la sociedad valenciana reclama», remarcó la presidenta del TSJCV, Pilar de la Oliva, quien reivindicó más medios materiales y personales «imprescindibles para lograr una justicia ágil y eficaz».

«Es forzoso señalar, en primer lugar, la falta de creación de nuevos órganos judiciales. Desde 2010 no se crean nuevas unidades judiciales. Un problema extendido a toda España pero especialmente grave en la Comunitat, con una intensa y compleja actividad, que en los últimos años se han convertido en el foco de la conflictividad judicial española, singularmente en el orden penal», indicó la presidenta en la presentación de la memoria.

Asimismo, en materia civil, De la Oliva consideró «extraordinariamente eficaz» el refuerzo para la atención de demandas de productos financieros, aunque advirtió de que «no hay que olvidar que se está ante un pequeño paréntesis, pues es inminente la entrada masiva de demandas sobre préstamos hipotecarios».

En materia penal, esta política de apoyos ha debido mantenerse en los órganos de instrucción con casos de corrupción especialmente complejos o voluminosos, al objeto de no paralizar el resto de asuntos, explicó la presidenta del TSJCV.

Por otra parte, lamentó «la brecha entre el uso de la tecnología que hace la justicia respecto al que hace la sociedad» y recordó los problemas técnicos derivados de la nueva versión 19 del sistema de gestión procesal Cicerone (expediente digital y firma electrónica) probado en el partido de Gandia.

Además de la falta de personal en la memoria también se refleja las deficientes instalaciones con las que cuentan muchos juzgados de la provincia, con goteras como el de Picassent. «El estado del edificio judicial es lamentable», pese ser una construcción de 1998.