No es momento de más guerras. Ni Pedro Sánchez las quiere ni Ximo Puig, tampoco, después del desgarro en el socialismo por el proceso de primarias cerrado el pasado fin de semana con la victoria del exsecretario general, el candidato al que no apoyaba el presidente de la Generalitat y en cuya caída como líder del PSOE participó en el otoño pasado. En esa línea se enmarca la conversación telefónica que mantuvieron a eso de las 20.00 horas de ayer. Sánchez telefoneó al president en respuesta al wasap de felicitación que este le remitió el domingo.

El contacto es el primero en seis meses: desde noviembre del año pasado, cuando Sánchez comunicó a Puig que iba a participar en un acto en Xirivella en el que era su regreso a la actividad política después de la dimisión como diputado.

La conversación, «de buen rollo», «cordial» y en la que ambos se emplazaron a una charla más tranquila y larga, se produjo horas después de que el líder anunciara en su regreso al despacho de Ferraz que no piensa contar con los presidentes autonómicos en su nueva ejecutiva, si bien les aseguró su apoyo. Y horas después de que designará al secretario provincial de València, José Luis Ábalos (crítico con Puig), nuevo portavoz del grupo parlamentario en el Congreso.

El cargo en la ejecutiva tampoco era algo que esperara Puig. Lo daba por descontado tras la traumática dimisión de septiembre de 2016. Incluso había comentado que no era su objetivo si ganaba Susana Díaz.

La llamada de ayer se sitúa en las señales de apertura de un nuevo tiempo lanzadas desde el domingo. A los dos les conviene la paz.

Sánchez y los suyos quieren un congreso federal plácido del que salga un comité federal con una mayoría solvente porque les corresponde, consideran, tras las primarias y para que situaciones como las del 1 de octubre pasado (la votación para apartar a Sánchez de la secretaría general) no vuelvan a pasar.

Y la respuesta que están encontrando en la cúpula del PSPV es de conformidad. Más que hablar de proporción de delegados de una sensibilidad y otra, «lo importante es que haya máximo acuerdo desde la base, desde el conjunto de la organización», afirmó ayer Puig al ser preguntado. «En absoluto» va a haber enfrentamientos, aseguró. Y anunció «vocación de acuerdos» de cara a los congresillos del fin de semana, recogió Europa Press.

Posición en bloque

El comentario del líder del PSPV viene a indicar que no hay intención por parte de los susanistasl en el congreso federal, sino que, al margen de si son el 30 o el 40 %, la intención es acudir unidos, con una posición valenciana.

Piden que no haya afrentas, eso sí, en la designación de delegados. ¿Qué significa? Que por ejemplo no se deje fuera a un alcalde de un municipio importante y se dé la credencial a uno de sus concejales.

No se pone como contraprestación, pero se da por hecho que la paz del socialismo valenciano en el congreso federal de junio tendrá su recompensa en el posterior cónclave del PSPV en forma de candidatura unitaria de Puig.

Pero pasa esa meta aún queda mucho camino por andar. De momento, los hombres de confianza de Puig y Sánchez ya han comenzado a hablar.