La presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig, acusó ayer al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y al conseller de Educación, Vicent Marzà, de «mentir» al asegurar que el Ministerio de Educación le ha dado el visto bueno al decreto de plurilingüismo, ya que le realizó una serie de observaciones que la Administración autonómica se comprometió a corregir en el desarrollo reglamentario, pero a fecha de hoy «no se ha desarrollado» esa reglamentación.

Bonig recordó que el ministerio remitió a la conselleria en marzo una carta de colaboración en la que le pedía explicaciones sobre determinado contenido del decreto que podría vulnerar la normativa estatal y Marzà «contestó diciendo que en la reglamentación se iban a corregir las advertencias de ilegalidad indicadas por el ministerio», pero aún no se ha materializado ese paso, con lo que a día de hoy «el Ministerio de Educación no da el visto bueno al decreto».

La dirigente popular incidió en que ese decreto «presuntamente adolece de ilegalidad», no se está aplicando a raíz de esa suspensión y está provocando un «verdadero caos» en pleno proceso de admisión. «El caos es brutal, la gente está matriculando con arreglo a un decreto que no se aplica», lamentó Bonig, que agregó: «Cuando uno se cree tan prepotente, con la verdad absoluta, pasan estas cosas».

El president, Ximo Puig, optó por un mensaje de tranquilidad y aseguró que los trámites de matriculación en centros educativos «siguen con normalidad» y que la suspensión cautelar de la aplicación del decreto de plurilingüismo «es cautelarísima y no llega al fondo del asunto».

En respuesta a una pregunta de Bonig, Puig insistió en que dicho decreto «cuenta con el informe favorable de la Abogacía de la Generalitat y del Consell Jurídic Consultiu, y el aval del Ministerio de Educación», por lo que ha transmitido «seguridad a las familias».

Marta Martín, diputada de Ciudadanos en el Congreso, celebró la suspensión del decreto y pidió a Puig que se reúna con Vicent Marzà para hacerle «caer del burro» sobre este «decretazo» que, a su juicio, genera «desigualdades terribles».