«Ni en el centro de la Resurrección de Segorbe, ni bajo sus dependencias se han producido abusos ni comportamientos indignos en el orden aludido por la honorable consellera, Mónica Oltra».

Así lo aseguró ayer la directora del centro de menores gestionado por las Hermanas Terciarias, Concha García, que acusó a Oltra de «difamar» después de que la consellera desvelase en les Corts el miércoles que en el centro de menores de Segorbe se habría encubierto un presunto delito de abuso sexual por parte de un extrabajador a una menor de 17 años.

La responsable del centro anunció cuatro acciones judiciales contra la vicepresidenta y su departamento por sus declaraciones en relación a presuntos abusos sexuales a una menor residente por parte de un educador y por el propio traslado de los niños a otros centros de esta comunidad.

Las religiosas quieren que se investigue si «se hubiese vulnerado los derechos de los menores aludido o de los trabajadores del centro igualmente mencionados». Para García, se trata de una divulgación «ilegítima» de datos.

Acompañada de todo el equipo de educadores, García, junto a la representante de las Terciarias, Regina del Peral, calificó de «conductas inapropiadas» y no «presuntos abusos sexuales» los mensajes de wasap que este educador -exconcejal del Partido Popular que estuvo trabajando durante diez años en las instalaciones, abogado de titulación y habilitado para trabajar como tal- mandó a la joven que estaba en el centro en régimen de guarda, «cuando estaba de vacaciones en Navidad en su casa, y por tanto, la responsabilidad es de los padres».

La situación acabó con el despido de este educador para, explicaron, «preservar la integridad de la menor, a pesar de que consideraban que tras las conversaciones mantenidas con los implicados, y al ver los mensajes, los mismos contaban con relevancia penal, ni se desprendían abusos, ni comportamientos intimidatorios o de prevalencia».

Desde la dirección alegaron que entre las conversaciones visualizadas con el permiso de la menor «no aparecía la especialmente referida por la consellera en su comparecencia». Unos mensajes que Oltra informó de la documentación oficial correspondiente donde figuraba que «si no consentía, iba a chupar pollas toda la vida» y afirmaba que el educador le tocaba el culo, le pidió que se desnudase y probase una camiseta.

Y es que, según apuntaban ayer desde el centro, «los wasaps que visualizamos eran simplemente preguntas a la joven para quedar con ella, como cuándo la recogía o si le compraba una camiseta». Asimismo afirmaron no haberle dicho jamás a la joven que los borrase «ya que, además, podrían ser las únicas pruebas que tenían para demostrar su despido, en caso de que el acusado recurriese la decisión».

Admiten la denuncia de 2014

Para la representante de las Terciarias, los mensajes «podrían denotar una cierta insinuación o un exceso en sus funciones como educador, por lo que se procedió a su despido, pero no podemos hablar de abusos, cuando ni la propia dirección territorial lo califica así».

La directora del centro explicó que el 29 de enero de 2016, en cuanto se conocieron los hechos, se citó a los dos implicados y se ejecutó la apertura del expediente informativo y el trámite de despedida del trabajador «por conductas inapropiadas». El centro reconoció que, en 2014, el mismo educador habría tenido una denuncia por parte de una madre en la dirección territorial.