No todo son ventajas y buenas noticias con la llegada de las altas temperaturas y del esperado «veranito» para muchos. El considerado «buen tiempo» conlleva algunos problemas, especialmente cuando el termómetro marca los registros más elevados del año. Las olas de calor provocan situaciones de riesgo -por ejemplo, para aquellos que trabajan al sol durante las horas centrales del día- y que sea necesario aumentar la atención a ciertos grupos de la población, como a las personas mayores, a los niños y a algunos enfermos crónicos.

A pesar de las campañas que, año tras año, ponen en marcha las administraciones públicas para recordar que hay que hidratarse en exceso durante el periodo estival y protegerse y resguardarse del sol, en la Comunitat Valenciana 1.128 muertes fueron atribuibles a las olas de calor, entre los años 2000 y 2009.

Según un par de estudios del Instituto de Salud Carlos III, Alicante es la quinta provincia donde se registraron más muertes atribuibles a olas de calor, con 514 fallecimientos, y València la séptima, con 445. Una cifra inferior es la que se registró en Castelló, con 169. Estos datos están lejos de los 3.496 de la provincia de Barcelona y la comunidad de Madrid. En total, en España fallecieron 13.333 personas a causa de las altas temperaturas.

Los estudios afirman que en todos estos casos, el calor fue el culpable de «desencadenar los mecanismos biológicos capaces de provocar la mortalidad». A partir de los 32 grados en Castelló y Alicante, y de los 34 en València es cuando las estadísticas revelan que las muertes «se han disparado», según los investigadores del Carlos III. Además, se detectan «aumentos significativos» a partir de los 24 grados en toda la Comunitat Valenciana.

Según los estudios, «se considera ola de calor cualquier día en que se supere la temperatura umbral». Estas muertes se dieron durante los 9 años investigados, en los que se registraron 186 jornadas de ola calor en Alicante, 153 en Castelló y 52 en València, con una media de 13 muertos al día.

Tras las olas de frío también aumentan los fallecimientos. En València y Castelló (de Alicante no hay datos) se atribuyeron 439 muertes a las bajas temperaturas de 2000 a 2009: 153 en Castelló y 286 en València. El informe recoge un total de 8.334 en toda España.

En la C. Valenciana, los fallecimientos se elevan cuando las mínimas caen hasta los dos grados. En concreto, la valenciana es la autonomía en la que más «aumenta el riesgo de morir por bajas temperaturas entre una persona expuesta y otra no», con un índice de riesgos relativos de 1,33. El estudio tiene en cuenta que el «efecto de una ola de frío sobre la mortalidad puede no ser inmediato» y, principalmente, se presenta en forma de enfermedades circulatorias y respiratorias, siendo la gripe «el principal agente infeccioso que se asocia a la mortalidad invernal». Asimismo, la exposición al frío es «un factor desencadenante» de otras enfermedades y «puede contribuir al agravamiento de las crónicas preexistentes».

Y es que, tanto por frío o por calor, influyen factores como «la adaptación al frío, socioeconómicos, diferencias o divergencias estructurales en las pirámides de población, infraestructuras adaptadas a las temperaturas extremas y desigualdades en el acceso a los servicios de salud»; aunque avisan que los efectos del frío «suelen ser más a largo plazo que los del calor».

El Instituto de Salud Carlos III calcula que la mortalidad por frío tuvo un coste de 872 euros y la causada por el calor más de 1.093. Un motivo más, además del humano, para que la Administración implemente planes de prevención, que evitarían unas dos muertes al día.