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Innovación en las aulas

La escuela de los brazos abiertos

El Ballester Fandos forma a maestros y alumnos para acoger a niños refugiados

La escuela de los brazos abiertos

Refugiado: persona que, a consecuencia de guerras, revoluciones o políticas, se ve obligada a buscar refugio fuera de su país. Refugio: asilo, acogida o amparo. Pocas palabras bastan para poner en pie a toda una escuela ante el desafio que más retrata a la Unión Europea, el de la crisis humanitaria de las personas refugiadas. En medio de tanta desesperanza, la luz la enciende el colegio público Ballester Fandos de la Malva-rosa, una de las escuelas más humildes del Cap i Casal.

Todo el claustro del Ballester Fandos, compuesto por 18 docentes, se ha movilizado para convertir el centro en una «escola acollidora» preparada para recibir con los brazos abiertos a los niños que huyendo de las guerras lleguen a València cuando el Gobierno se decida a abrir las fronteras.

La construcción de este modelo de escuela acogedora se está desarrollando a través de un proyecto de innovación educativa de dos cursos, subvencionado por la Conselleria de Educación con unos 6.000 euros, que incluye formación del profesorado en idiomas, metodologías activas y estrategias innovadoras de aprendizaje, así como el intercambio de experiencias con colegios alemanes con un amplio bagaje en la integración de niños refugiados, como el Martin Luther King de Mainz, y el apoyo y asesoramiento del Instituto de Investigación Psicopedagógica de esta ciudad y capital de Renania-Palatinado.

Paso adelante en integración

El Ballester Fandos es un referente en compensación de las desigualdades a través de la educación. Gran parte de sus 108 alumnos viven en contextos socioeconómicos desfavorecidos, pertenecen a una minoría étnica o son inmigrantes. «Con este proyecto queremos dar un paso adelante en el trabajo que ya venimos realizando en acogimiento, integración e inclusión de niños recién llegados», explica la jefa de Estudios, Empar Folgado.

«Además de romper una lanza en favor de los refugiados y reforzar con ello la motivación del profesorado, con este proyecto queremos ser un colegio público de referencia: que ´escola acollidora´ sea nuestra marca», dice el director del centro, Vicent Ripoll. Así, a la formación del profesorado hay que sumar la creación, junto a la Asociación de Vecinos de la Malva-rosa y a las familias de la escuela, de un tejido social en el barrio para acoger a los refugiados. Sin olvidar el espectacular trabajo de educación en valores que hacen con los escolares para que sean más solidarios y mejores personas el día de mañana.

«Aprender y jugar»

La directora del Martin Luther King de Mainz, Monika Koilpillai, está ahora en el Ballester Fandos devolviendo la visita que hace unos meses hicieron a su colegio cuatro maestros del centro valenciano. Koilpillai subraya que es clave «que los niños refugiados no estén separados de los otros alumnos», por lo que es importante darles apoyo en idiomas.

Además de facilitarles todo el material escolar, libros y ropa para hacer deporte, «porque llegan sin nada», Koilpillai destaca que la misión del centro debe ser « crear un entorno seguro y agradable, y dar a los niños refugiados todo lo que necesitan a nivel de educación emocional para que se sientan igual que el resto de sus compañeros». En definitiva, concluye, «que para ellos el colegio sea escuela, donde jueguen y aprendan como un niño más».

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